Por Belen Cano
Periodista
Esa es la noticia, alegrémonos y dejemos las explicaciones para el interior de su familia. ¿Desde qué lugar la podemos juzgar?
“Estaba todo el país buscándola”, dijeron algunos. Quizás estaría bueno que sepan que compartir su foto en Facebook no da autorización para cuestionar una decisión, equivocada o no. No es opinable.
Apareció Érica y está viva.
En tiempos donde la violencia machista nos mata cada día –son varones que creen de su propiedad a mujeres, que son novias o ex novias en la mayoría de los casos, y por eso maltratan, golpean, violan y matan-, nos tiene que poner bien que Érica esté viva.
Pero parece que indigna tanto o más la mujer que se ausentó de su casa, que la mujer que aparece asesinada, violada, bajo cal o en bolsas de basura. Indignan tanto o más los recursos que se pudieron invertir para dar con el paradero de Érica, que la falta absoluta de recursos de los gobiernos municipal, provincial y nacional (como tampoco eran suficientes en mandatos anteriores) para la prevención y la asistencia de las mujeres víctimas de la violencia de género.
Pero eso no se lo discute “porque es política”, y lo que está bien es tratar –desde algunos medios y desde amplios sectores de la sociedad- la desaparición/aparición de una joven como si se tratara de un programa de chimentos, donde todo se juzga, se cuestiona y los comentarios misóginos están a la orden del día.
El problema no es lo decidió hacer Érica, el problema son los femicidios. Esa maldita estadística que indica que una mujer es asesinada cada día en algún rincón del país, y a los gobiernos de turno ni siquiera les interesa, porque no tienen registro de ello. El problema es que nos matan; por eso la buscamos desesperadamente.
Ojalá la indignación no nazca solo ante los detalles perversos de violaciones y asesinatos que muchos y muchas periodistas eligen y disfrutan contar. Ojalá se dejen de criar machitos y princesas. Ojalá haya políticas públicas serias que den contenido a las leyes que nos protegen como mujeres.
Ojalá podamos caminar tranquilas y nunca más nadie piense que si nos ausentamos de casa es porque estamos descuartizadas en un terreno baldío; así nadie tiene que buscarnos. Ojalá todas las mujeres que nos faltan aparezcan con vida.
Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.