La mentira ya no convence a nadie, ni a propios, ni a extraños; y lo más grave es cuando la mentira viene desde la dirigencia misma de un Sindicato que se proclama defensor de los derechos de los trabajadores.

Sin embargo, es necesario hacer unas breves aclaraciones sobre las recientes “declaraciones” de los dirigentes del Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata.

En el año 2010, el Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata promovió y obtuvo el despido de seis trabajadores de la Cooperativa de Balcarce, por el sólo hecho de no ser afiliados; en la misma época atacó físicamente e incluso con atentados a las casas particulares de aquellos que se encontraban afiliados al Sindicato de Luz y Fuerza de General Pueyrredon.

En el año 2012, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, sentenció que los ingresos de trabajadores en el ámbito de la empresa EDEA SA, debe ser seleccionando personal de la Bolsa de Trabajo, tanto del Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata, como del Sindicato de Luz y Fuerza de General Pueyrredón. Habiendo sido parte del proceso, hoy el Sindicato, otrora defensor de derechos, sólo se dedica a boicotear cualquier posibilidad de ingreso de trabajadores, omitiendo sistemáticamente la postulación de sus candidatos. Pero, y esto es lo grave, por fuera de ello, promueve la precarización laboral, habiendo “logrado” en supuesta defensa de los trabajadores, la contratación temporal de un trabajador en Gonzalez Cháves, en una modalidad que recuerda a lo más recalcitrante de la flexibilización laboral.

No conformes con ello, hoy presionan a la empresa EDEA SA para que les provea más contratos precarios, queriendo de ese modo alcanzar una victoria Pírrica, tal vez para demostrar que ellos pueden más que el poder judicial.

No conformes con ello, se “adueñan” de la dignidad del trabajador cuando en la Central 9 de Julio, perteneciente a Centrales de la Costa Atlántica SA, deciden quien puede trabajar y quien no, y una vez más, con la anuencia silenciosa de la empresa, impiden a dos trabajadores el digno ejercicio de su labor. Y todo ello por no ser acólitos de sus próceres ni arrodillarse ante sus designios.

Está claro que no sólo no respetan derechos humanos, sino que no respetan lo más elemental de la estructura de la sociedad, la justicia.

Es paradójico que estos personajes hablen de defender derechos, cuando promueven despidos, alteran el regular servicio de electricidad, buscan monopolizar el sistema de contratación de trabajadores, deciden quien puede trabajar y quien no, y ello, con el sólo deseo de alimentar su ego y sus intereses.

No advierten que están atropellando a la república.

Aclaración: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.