Esta fue una de las definiciones surgidas durante el Seminario “Libertad y Democracia Sindical, Negociación Colectiva y Conflicto Laboral”, organizado por la federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina y el Observatorio de Derecho Social de la CTA, que se desarrolló en Luz y Fuerza Mar del Plata.
Una de ellas tuvo como eje el tema “Negociación Colectiva”, estando a cargo el Dr. Luis Campos, integrante del Observatorio de Derecho Social de la FeTERA.
Entre los temas desarrollados y debatidos y ante la presencia de unos cien trabajadores y dirigentes de varias organizaciones locales y de otros lugares del país, especialmente invitados para la actividad, se charló sobre: los temas de negociación tomados en los últimos años, la evolución de las negociaciones, las distintas estructuras, ámbitos y sectores en los que se concentró la negociación y los acuerdos como forma de precarización de las negociaciones.
Justamente a ese respecto, Campos planteó que “gran parte de los temas que permitieron la apertura de negociaciones fueron acuerdos y no convenios completos. Un acuerdo puede significar sólo una parte de una negociación. Esto descomprime y atomiza los componentes que constituyen el convenio y eso implica una ventaja para la patronal, que nunca termina de abrir una negociación por el todo.
Otro planteo incluido en la charla fue acerca de las temática ”No siempre se negocia por los salarios“. Si bien las remuneraciones fueron los temas principales de negociación de los últimos años y esto es importante tenerlo presente puesto que implica no poder profundizar otras discusiones, también es importante decir que se abrieron negociaciones por la jornada laboral, las modalidades de contratación y el encuadre gremial, las relaciones homologaciones y la organización del trabajo”.
Entre los datos que se aportaron en el debate, sorprende que sólo el 22 por ciento de los asalariados haya quedado incluido en algún tipo de negociación colectiva durante el año pasado. Ese porcentaje se compone de otros, ya que de esa masa laboral, hay un 33 de los trabajadores del sector energético, un 34 de industria manufactura y sólo un 1 por ciento en administración pública, en educación y en el sector agropecuario, por marcar los casos más significativos.