Los últimos meses de un gobierno no suele ser el tiempo de las grandes realizaciones. Podría ser, en todo caso, el momento de un balance para que la comunidad pueda constatar qué es lo que se ha hecho. Los emprendimientos de largo plazo, así como las decisiones mas comprometidas, se encuentran, por lo general, en los comienzos y, a veces, en el promedio de los mandatos. Los últimos meses ( a la gestión municipal actual le quedan cuatro meses) son para organizar una transición ordenada, prudente, en términos de gobernabilidad, equilibrio financiero y solvencia institucional.
Hoy, nos preocupan las decisiones que van en la dirección contraria de ese sentido común: concesiones por 25 años ( veinticinco), por 20 (veinte) o por 10 (diez) que se están impulsando desde el Departamento Ejecutivo en el Concejo Deliberante; renegociaciones de plazos contractuales, nombramientos y altas de personal sin concurso.
¿Qué interés público puede justificar una concesión por veinticinco años, realizada a estas alturas? ¿ A quién beneficia asegurar plazos tan prolongados sin planes de obras que los justifiquen? ¿ No se está haciendo correr el riesgo a los marplatenses de que se comprometa su patrimonio por un ”apuro“ injustificado?.
El próximo gobierno municipal puede encontrarse de manos atadas, en este aspecto, ante una eventual ”liquidación“ de las unidades fiscales (playas, predios y otros ítems) si se permite un avance que puede tornarse desmesurado e indecoroso.
Al gobierno actual no puede resultarle ajena la obligación de actuar razonablemente ante el ciclo de su propio almana.
Gustavo Pulti
(La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General).