La población de la ciudad de Mar del Plata y toda la zona de influencia del Hospital Interzonal General de Agudos -HIGA- ha crecido en las últimas décadas en forma exponencial y preocupante. Tanto las migraciones internas como las inmigraciones a zonas rurales de la zona de atención del Hospital referido han generado, sin prisa pero sin pausa, una explosión demográfica que los gobernantes de la Provincia de Buenos Aires parecen ignorar rotundamente a la hora de hablar de política sanitaria.

Rayando el millón de habitantes, población más que considerable, el HIGA tiene hoy, año 2007, menor capacidad de internación que hace cuarenta años atrás, cuando la población no llegaba a la mitad; en esa realidad, cientos de miles de conciudadanos -la mayor parte de ellos rayanos a la pobreza extrema- deben ser atendidos por un personal que posee la voluntad pero no los medios para hacer frente a las necesidades básicas de salud de una población cada vez más excluida.

Mientras tanto, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires duerme el largo sueño de la inoperancia y parece esperar que los problemas se solucionen solos, dejando de lado las inversiones indispensables para el normal funcionamiento de un Hospital que atiende a una población significativamente mayor a la mayoría de los nosocomios en la provincia.

No contentos con la falta de inversión, los funcionarios provinciales deciden dar de baja servicios prestados por el HIGA, como el servicio de salud mental ambulatorio, endilgándole al municipio -que sólo cobra tasas y contribuciones y no los cientos de millones de impuestos que la provincia recauda- la responsabilidad por el cuidado y tratamiento de la salud mental de los habitantes, que merced a las innumerables crisis, falta de trabajo, exclusión social y demás factores determinantes, se hace cada vez menos saludable.

En medio de la vorágine, tanto los medios de comunicación como los actores sociales y políticos parecen vivir en el “país Blotting”: esconden la humedad bajo placebos en lugar de llegar a la raíz del problema y solucionarlo. Y en este “país Blotting” toda la basura de barre debajo de la alfombra; la directora del HIGA le endilga la responsabilidad a las salas municipales de atención primaria de la salud -para cuyo funcionamiento el municipio debe desviar recursos que genuinamente deben utilizarse, entre otras cosas, para reparar pavimentos y no para prestar un servicio que es responsabilidad de la provincia-, el gobernador sonríe y espera que los vientos le sean más favorables, y el HIGA se derrumba sin más oposición que la extrema humanidad de sus trabajadores que hacen lo que pueden. Y lo que pueden es poco.

¿Hasta cuando los marplatenses vamos a seguir leyendo diarios locales en los que se hable de la organización de un festival de cine, la basura acumulada en un terreno baldío cercano al centro de la ciudad, la presencia de jóvenes para un recital o el cumpleaños de la hija de un vecino ilustre? ¿Debemos, como ciudadanos, exigir que sean éstos los temas a debatirse a la hora de hablar de política y, sobre todo, de candidaturas? Una sociedad desarrollada no es aquella que espera dos años a que el mejor candidato le ofrezca la posibilidad de votarlo. Una sociedad desarrollada y seria, políticamente responsable, denuncia las injusticias de su servicio de salud -que es pagado con los impuestos de todos- y lleva adelante las acciones que hagan que ese servicio de salud sea el adecuado.

Mientras tanto, nosotros parecemos dormir el letargo de la resignación; un Hospital que se derrumba y una sociedad que seguramente hará lo mismo. Si no nos apuramos.

*concejal El Frente-UCR de General Pueyrredon.