“No hay aliciente para trabajar en la adquisicion de bienes que han de estar a merced de los pícaros” J. B. Alberdi.
El país ha entrado definitivamente en una etapa electoral que no puede ser calificada como democrática. Resulta difícil otorgarle ese calificativo cuando se va a transitar sin partidos políticos y, si intervienen, no lo hacen en plenitud. La mayoría de las formaciones políticas van a proponer candidatos sin haber pasado por legitimantes elecciones internas.
Los candidatos o candidatas han sido impuestos mediante acuerdos de dirigentes que, en lugar de representar a los afiliados, los han remplazado en su poder de decisión y, en el caso extremo, por una designación de alcoba. El conyugalismo o extremo grotesco del nepotismo.
Ausente el pueblo al momento de decidir sus candidatos el ejercicio, la elección de octubre tendrá como verdaderos “electores” a los “temas” que preocupan a la ciudadanía y, por ello, deberían ser determinantes en el acto de votar.
Esos “temas” , sin duda alguna, son la inseguridad y la corrupción. Ambos son imposibles de concretarse sin el aporte por acción u omisión del gobierno de turno lo que nos lleva , inexorablemente , a asegurar que tanto la inseguridad como la corrupción son oficialistas.
Quienes están involucrados en estas dos prostibularias costumbres seguramente también lo serán.
¿Y Ud?
Dr. Gustavo Demarchi
Abogado
(La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General).