Ampliamente publicitada la presunta “profesionalización” del personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que en los hechos se concretó precisamente en todo lo contrario, ya que la pretendida “nivelación de formación” ante la unificación de los escalafones terminó por rasar hacia abajo eliminando los completos cursos de la Escuela de Policía Juan Vucetich para oficiales y los de la Escuela de Suboficiales Rosendo Matías, para reemplazarlos por cursos sumamente cortos e incompletos y centros regionales cuyos resultados preocupan sumamente a los jefes que deben receptar personal formado incompleta y deficientemente para desarrollar la compleja tarea policial, que no llegan a paliar los numerosos cursos de títulos rimbombantes que poco ayudan a la verdadera formación.
También ha sido elemento propagandístico haber fijado la obligatoriedad de estudios secundarios para la totalidad del personal, mas allá de que nadie podría cuestionar seriamente que se pretenda una mejor educación para el trabajador policial, pero sin embargo al no tenerse en cuenta el personal antiguo, la mayoría de los cuales carecía de titulo secundario a pesar de reunir condiciones profesionales muchas veces de relevancia pero que se vieron impedidos de continuar su carrera en la cual corrían con ventaja los que simplemente presentaban el ansiado título, ganando incluso ascensos generalizados por ese solo hecho constituyendo tan grande injusticia que se constituye en uno de los principales reclamos de los camaradas en esas condiciones.
No obstante a poco andar comenzó a conocerse que continuamente eran presentados certificados de estudios secundarios que garantizaban el ascenso, sin que nadie se preguntara el motivo por el cual no lo habían sido hasta ese momento, hasta que comenzó a manifestarse la punta de un verdadero escándalo cuando en un programa de investigación de la televisión que puso al descubierto una persona que falsificada dichos títulos admitiendo abiertamente que “hasta un policía lo había comprado porque de lo contrario no ascendía”.
Hoy, mucho personal tanto antiguo como nuevo se encuentra en la mira de una investigación en la que se sospecha la presentación de alrededor de cuatro mil certificados de estudios “truchos”, sin embargo resulta evidente que tan masiva maniobra no habría podido concretarse de no mediar una complacencia o cuando menos un examen descuidado por parte de las autoridades responsables del control de la documentación que debe presentar cada postulante para ingresar a la fuerza policial.
Ante tal anomalía, cabría preguntarse ahora sobre la seguridad que se podrá tener sobre la restante documentación presentada, ya sea exámenes médicos, de antecedentes, psicológicos, etc., que en definitiva será lo que permita a la ciudadanía volver a confiar en los integrantes de su fuerza policial.
Miguel Ángel Reynoso
Secretario General APROPOBA
(La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General).