Lo ocurrido en el acto de egreso de los nuevos oficiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, realizado en la escuela Juan Vucetich, pone en claro más que cualquier otro comentario, la decadencia sufrida no sólo por el gobierno provincial en la persona de su hasta ahora gobernador Felipe Solá, sino también y en forma especial de su otrora famoso ministro de seguridad León Arslanián, y por debajo de ambos de toda la cúpula policial con responsabilidades en la conducción de la fuerza.
La realidad ha sido contundente y la verdad de lo ocurrido ha ganado los espacios informativos del mundo: Ambos funcionarios, que manejaron a su antojo la institución policial en los últimos años y que gracias a la complicidad de las autoridades legislativas que les facilitaron las leyes necesarias sin poner reparo en que vulneraban derechos constitucionales primarios, implantando un reino de terror, en el que a semejanza de los antiguos césares romanos, la bajada o subida del pulgar significaban para cualquier funcionario policial su elevación o el corte de su carrera con el agregado de una fuerte carga injuriosa convenientemente publicitada, ya no asustan a nadie.
Gobernador y ministro preferido fueron excesivamente abucheados e insultados y no en la vía pública ni exclusivamente por particulares, sino en una ceremonia realizada en un ámbito cerrado de un instituto de formación policial, para colmo como consecuencia del egreso de una numerosa camada de nuevos policías, y en la que incluso se había limitado la presencia de familiares, sin que se explicaran los motivos, por lo que solamente habían ingresado muy pocos familiares.
Si bien es sabido la contrariedad que habían recibido la noticia de este acto multitudinario alumnos de otros establecimientos que ya habían tenido el suyo y que nada mas que para regodeo político se obligó, por ejemplo a los procedentes de la zona de Bahía Blanca a viajar 700 kilómetros o más solo para satisfacer las necesidades ególatras de gobernador y ministro, mucho contribuyó al malestar que precisamente quienes desde distintos puntos de la provincia debieron viajar a sus costas y desde el día anterior, arribando al lugar del acto a la madrugada para que posteriormente se los ubicara en horas de la mañana sin siquiera servirles un desayuno o un vaso de agua, al inclemente sol del viernes pasado, con el agravante de que la tradicional demora de las autoridades hizo que la ceremonia comenzara recién a mediodía, momento para el cual los desmayados por insolación ya resultaban mas que numerosos, subiendo también la temperatura ante lo injusto de la situación en el ánimo de los familiares asistentes, que como ya sabemos explotó de manera lógica y espontánea.
El discurso del Ministro, inentendible y alargado en demasía, pleno de mentiras, en busca de recalcar los presuntos logros de su gestión y en procura también de hacer creer a los asistentes de las bondades de su política de formación y capacitación, de lo que los mismos egresados descreían hizo el resto, y la brusca finalización del acto y la casi, podría decirse, huída de los funcionarios fue un hecho verdaderamente vergonzante...
Tanto ambos funcionarios políticos, como los obsecuentes integrantes de la plana mayor policial asistente al acto y directivos del establecimiento educacional, deben encontrarse plenamente conscientes de que esta simple circunstancia les ha hecho perder la poca autoridad que mantenían basada en un régimen dictatorial. Al Gobernador Solá y a su Ministro Arslanián, ya nadie les tiene miedo, hasta la justicia ha comenzado a dar pasos hacia la reincorporación de camaradas prescindidos. Pronto no podrán hacer mas daño a nadie, han arribado al peor final: el fracaso y la vergüenza, y como con todo tirano, muy pronto pasarán a ser solo recuerdo de males pasados.
MIGUEL ANGEL REYNOSO
Secretario General APROPOBA
(La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General).