El senador nacional por Santa Fe se ofreció como mediador entre el campo y el Gobierno.
Tengo el agrado de dirigirme a usted ante la invitación que se me cursara en el día de la fecha (por ayer) para concurrir a una reunión en la sede partidaria. Entiendo que en la misma se tratara la situación creada en torno a las recientes medidas y su impacto en la sociedad.
Es de público conocimiento mi condición de productor agropecuario, hijo de arrendatarios agrícolas que durante años trabajaron la tierra y a quienes el Presidente Juan Domingo Perón salvó de quedar en la calle a través de la ley de Arrendamientos y Aparcerías Rurales (Ley 13246), motivo por el cual todos en mi familia hemos quedado eternamente agradecidos a él y al Justicialismo.
En el año 2003 fui electo Senador de la Nación por la Provincia de Santa Fe y desde ese momento he acompañado todos los proyectos que el Poder Ejecutivo Nacional ha remitido a la Honorable Cámara de Senadores, con la convicción de que así aportaba al crecimiento y el desarrollo del país que se estaba instrumentando desde la Presidencia de la Nación, y por ende, de la provincia que me ha elegido su representante en la Cámara Alta.
En ese sentido, creo que son sumamente importantes los logros obtenidos en materia económica, social, educativa, en derechos humanos y otros tantos grandes éxitos alcanzados en los últimos años.
Respecto al tema en cuestión, es conocida mi posición sobre las últimas medidas económicas que se han tomado referidas al campo, puesto que lo he expuesto en reiteradas oportunidades, en el Bloque de Senadores y ante la opinión pública. Pero también ahora se trata de sostener la defensa de los intereses de ciudadanos y ciudadanas, que me han dado su confianza a través del voto.
Sabiendo de las distintas realidades territoriales que se observan en mi Provincia, netamente agrícola ganadera, y conociendo el problema en profundidad, considero que las medidas tomadas han impactado de una manera muy negativa en todos los sectores vinculados a la cadena productiva: industriales, comerciales y de servicios, lo cual se ha traducido en protestas y reclamos en casi todos los pueblos y ciudades de Santa Fe.
En estas circunstancias, muchos intendentes municipales y autoridades comunales me han manifestado su descontento y preocupación, a fin de que interceda en la búsqueda de rápidas soluciones que resuelvan el conflicto. Tengo la certeza de que eso sólo es posible mediante el dialogo, buscando consensos y con tolerancia ante el disenso.
Es imprescindible actuar con urgencia, pero con cautela y precaución, para no prolongar más esta crisis en el tiempo y, fundamentalmente, para evitar confrontaciones que en el futuro puedan dañar las relaciones con el sector productivo o, peor aún, puedan dañar la confianza y credibilidad en las instituciones de la República.
Tengo plena confianza en que usted no verá en mi posición un intento de confrontación con el gobierno, sino una postura claramente arraigada en esa defensa de los intereses de las provincias y del federalismo, que usted tanto ha sostenido como gobernador y como presidente.
Desde mi humilde punto de vista, ante la circunstancia favorable que vive el país y la región, la mejor decisión sería la de promover el aumento de la producción de los productos primarios, llevándola de l00 millones de toneladas a 120 millones, para dar al mundo los agro alimentos que necesita, en la seguridad de que ello va a beneficiar al país por el ingreso de divisas y mejora de la economía en su conjunto.
Estoy a disposición del Partido Justicialista, para lo que usted considere oportuno en procura de encontrar una solución a este conflicto, especialmente en las cuestiones vinculadas a las peculiaridades de mi provincia; ya que ?como usted bien sabe? la agricultura es para los santafesinos lo que los hidrocarburos son para la Provincia de Santa Cruz.
Carlos Reutemann. Senador nacional por Santa Fe
ACLARACIÓN: la opinión vertida en esta columna no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.