Es un luchador de la vida. En los últimos tres meses fue operado en tres oportunidades y le realizaron dos transplantes de hígado. Es más, en la primer operación tuvo dos paros cardíacos y lo dieron por muerto. Pero su corazón volvió a funcionar luego que, inclusive, le avisaran a su familia que habían hecho todo lo posible…. Hoy Juan Domingo Fernández, a solo 20 días del nuevo transplante en la Fundación Favaloro, ha vuelto a su banca del HCD.
Por momentos le cuesta recordar los duros momentos que le ha tocado vivir en los últimos tres meses. “En la primer operación, tuve dos paros cardíacos. Me morí por dos veces; es más, uno de los médicos , según me contaron después, salió y le dijo a mi esposa que había hecho todo lo posible…A todo esto yo seguía enchufado y mi corazón reaccionó. Me costó mucho volver. Tuve 20 días en terapia intensiva y mas de 70 para retornar”.
La segunda operación sería aún mas traumática, “ ya que luego de comprobarse que estaban obturadas las vías biliares, y como corría un alto riesgo de infección, lo cual realmente es mortal, decidieron volverme al quirófano. Me anestesiaron, me abrieron y al hacerle la biopsia al hígado que iba a recibir, se dieron cuenta que tenía el mismo problema. Entonces me volvieron de cerrar , esperando por otra oportunidad”.
Y la espera tuvo sus frutos: hace escasos 20 días fue nuevamente intervenido y le “pusieron” un nuevo órgano. “Gracias a Dios todo salió bien y hoy nuevamente estoy trabajando en el Concejo”, nos dice este fanático de Alvarado que sueña con verlo llegar al Nacional B.
Su ganas de vivir y quizás por esas cosas indescifrables para el ser humano común, Juan Domingo vive este presente “como si nunca me hubiesen operado. Me siento realmente un hombre nuevo. Ni pienso que tengo un hígado “ajeno”.
No quiere olvidar de resaltar “ la presencia de amigos verdaderos, muchos de los cuales no tenían ni para el pasaje, pero igual fueron a Buenos Aires para estar cerca y acompañar a mi familia. Eso es, sin duda alguna, una de las cosas mas rescatable a la hora de hacer un balance de tu vida”.
Por momentos los ojos se le llenan de lágrimas, pero no se quiebra, como queriendo demostrar lo fuerte que puede ser. La voz se le anuda, pero sigue contando su historia de vida y las ganas de seguir haciendo por los mas necesitados.
Al recordar el inicio del calvario que le tocó vivir, el “Manu” nos cuenta que “Desde hacía un año y medio sabía que la situación no era buena, y realmente me sentía muy mal. En todo ese tiempo iba a la Fundación Favaloro donde era asistido, pero la situación empeoraba, hasta que salió el transplante de hígado, algo que ya me habían anticipado y que era la única salida para seguir vivo”.
“En ese momento lo que me martirizaba era que saliera mal el transplante y mi familia se quedara sola. Uno, en esos momentos, se recoge mucho en la familia y toma una importancia difícil de describir”.
Al hablar de la contención que tuvo por ese tiempo, no deja de resaltar el rol “de los míos. De mis amigos, que me han ido acompañando y han estado conmigo en todo momento. La amistad te muestra que uno no pasa de gusto por esta vida”
Militante de la política “desde los 14 años en San Isidro, con el “Loco” Galimberti que era mi jefe político” recuerda “ la primer movilización que hicimos en Mar del Plata allá por el 81”.
Frenético defensor del Gobierno Nacional , sabe que “se ha perdido una batalla, pero no la guerra”, y espera que “la sociedad argentina acompañe a quienes , entre todos, elegimos para que nos gobiernen”.
Gentileza: Miguel Avellaneda