Las órdenes están orientadas básicamente a “desplegar la estrategia de los francotiradores y los campos minados” y reforzar los contactos políticos de la organización dentro y fuera de Colombia.

Sin embargo, el riesgo de un recrudecimiento de las acciones del mayor grupo guerrillero del país fue desestimado por el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla, quien juzgó que los mandamientos de Cano son “alucinaciones” porque las FARC “están disminuidas”, con “dificultades terribles”.

En la nota de 14 puntos, cuyos aspectos principales fueron divulgados hoy por el diario bogotano El Espectador, Cano destaca la conveniencia de que el comandante Rodrigo Londoño, alias Timoleón Jiménez o Timochenko, mantenga sus relaciones con “los amigos colaboradores del presidente (de Venezuela, Hugo) Chávez”.

Cano ordena a sus lugartenientes “hablarle a la senadora (opositora colombiana) Piedad Córdoba sobre la necesidad de crear un partido del pueblo y buscar su alianza al movimiento bolivariano”, así como “pasar nuevamente a la táctica de guerra de guerrillas”, afirma El Espectador.

En el mensaje, que según el periódico fue remitido “recientemente” por correo electrónico a los principales jefes de las FARC, Cano los insta a “disponer de cinco o seis millones de dólares del fondo del Secretariado (cúpula) para adquirir material de guerra y comunicaciones, y fortalecer la capacidad de combate de los guerrilleros”.

Asimismo, les indica “ejecutar acciones terroristas que le den vigencia a la organización, infiltrar el Ejército con unidades de confianza que tengan vocación militar y comprar misiles para golpear estratégicamente a la Fuerza Pública”.

Cano, quien está al frente de las FARC desde marzo pasado, a raíz de la muerte del mítico líder Pedro Marín, alias Manuel Marulanda o Tirofijo, planteó la necesidad de “reforzar los encuentros con los mandos del ELN” (Ejército de Liberación Nacional, la segunda organización guerrillera más grande de Colombia).

En ese sentido, señala que “sería conveniente crear una fusión en zonas de dominio primordial de las FARC”.

El jefe guerrillero justifica sus instrucciones en el propósito de favorecer “el renacer revolucionario de las masas” debido a que, según admite, las FARC vieron “afectado el espacio político” porque las fuerzas militares ganaron espacio geográfico y por “mala utilización” de los “recursos sociales” de la organización.

Explica que la mejor manera de detener el avance de las operaciones de las tropas regulares son los campos minados -“el único factor que los detiene e intimida”, sostiene- y por ello exhorta a aumentar los cursos de explosivistas y ejecutar cuanto antes atentados que infundan terror.

Cano, quien señala la necesidad de evitar la instalación de “un ambiente de derrota progresiva de las FARC”, expresa que para reunir el dinero que requiere, “cada bloque aportará entre uno y dos millones de dólares”.

No obstante, Padilla restó importancia a la carta de Cano, al sostener que las FARC “están disminuidas” porque “les ha pasado lo peor que le puede pasar a una organización de este tipo, que es el desprecio de un pueblo y de la comunidad internacional”.

“Me parece que son alucinaciones”, calificó el más alto jefe militar del país a las instrucciones de Cano.

“Lo que encontramos es a un Mono Jojoy (alto jefe de las FARC cuyo nombre real es Jorge Suárez Briceño), el hombre otrora todopoderoso, que ordenaba movimientos de millones de dólares, pidiendo préstamos a un narcotraficante de los llanos orientales como El Loco Barrera”, agregó.

Según Padilla, Mono Jojoy “le está pidiendo un millón de dólares” a Barrera porque “eso es lo que tienen las FARC: un déficit muy grande y dificultades terribles”.

“Las FARC intentan tratar de que gobiernos amigos de Colombia, vecinos incluso, tengan algún tipo de relación con ellos” porque “eso los fortalecería indudablemente y les daría una mano en el ahogamiento en el que se encuentran”, pero “una cosa es la intención de las FARC y otra la decisión de los gobiernos”, añadió.