El jueves asesinaron a otro agente en La Plata, por lo que la Bonaerense suma ocho muertos en menos de seis meses. “Los delincuentes están dispuestos a todo y nosotros también”, dijo el jefe de la Fuerza.
Hay que revisar antecedentes de hace más de cinco años para encontrar un registro mayor de muertes de policías en Buenos Aires: con el asesinato del subteniente Claudio Daniel Serrano (44), ya son ocho los agentes caídos en servicio en poco más de cinco meses, lo que va del año.
“Este es un día negro para la Fuerza”, admitió el jefe de la Bonaerense, superintendente Juan Carlos Paggi. Además del subteniente Serrano, que murió en la persecución de tres ladrones que habían asaltado la casa de un contador en La Plata, otros dos oficiales resultaron con heridas graves después de un asalto a un supermercado chino en Ciudadela (ver Dos sargentos...).
“Los delincuentes están decididos a todo, con un desprecio absoluto por la vida humana, y nosotros también estamos decididos a todo”, agregó Paggi, durante el entierro del agente asesinado.
A Serrano lo ejecutaron de 7 disparos. Según dijo a Clarín una fuente policial, no llevaba el chaleco antibalas. “Tenía adjudicado un equipo, pero en ese momento no lo estaba usando”, aseguró.
Fue el jueves, después de las 20, en 15 entre 37 y 38, en La Plata. El subteniente fue allí por un llamado de una empresa de seguridad privada. En la casa del contador Gustavo Solá (55) alguien había activado la alarma “antipánico”.
Solá había sido sorprendido por dos asaltantes cuando metía el auto en su casa. Lo obligaron a entrar y en el interior estaban su esposa, Alejandra Butín (53), una hija de ambos y el novio de la chica.
Cuando Serrano tocó el timbre, uno de los ladrones apareció con la dueña de casa como “escudo humano”. Así logró evitar la intervención policial. Pero al escapar se inició una persecución y un intenso tiroteo: los peritos hallaron más de 25 cascos servidos.
A pocos metros de la casa, el oficial recibió un disparo en la zona del omóplato y otro en la axila. Quedó tendido en el piso. Allí habría sido ejecutado por el atacante con otros cinco tiros: uno le dio en el cuello y cuatro, en la espalda.
“Fue un acto de cobardía”, se lamentó Paggi. “A mí esta situación me afecta como policía. Cada día nos duele, nos cuesta más transmitir esta situación tan lamentable a la familia, a sus compañeros y a sus superiores”, agregó.
En el Ministerio de Seguridad están preocupados por las bajas de policías. “Lo atribuimos a que la Fuerza está cada vez más activa en las calles. Hemos duplicado los procedimientos y las actuaciones preventivas”, aseguró Paggi.
Sin embargo, cada baja en la tropa impacta entre los policías. Más, cuando en la Fuerza consideran que Serrano hizo casi todo bien: acudió rápido a la emergencia; encontró a los ladrones en acción; y protegió a las víctimas. Pero -por razones que tratan de establecerse- no tenía el chaleco. “Siempre lo usaba. Veinte minutos antes, un superior lo vio con el equipo puesto”, confiaron los investigadores.
En los primeros 160 días de 2009 murieron tres agentes de la Departamental La Plata, 8 en toda la Provincia. Esta es la misma cantidad de todo 2008.
Para encontrar una cifra superior hay que remontarse a 2003, cuando el país estaba en plena crisis social e institucional. Entonces, cayeron 43 agentes “La situación es muy compleja. Los policías están indefensos porque si disparan primero terminan en prisión”, dijo anoche un integrante del Centro de Oficiales Retirados. Los ex policías piden más capacitación, equipamiento y protección jurídica.
Serrano fue enterrado ayer. Y recibió elogios de una de las víctimas del asalto: “Se portó muy bien con nosotros en todo momento. Pasamos por algo espantoso, pero pudo haber sido peor. Sinceramente lamentamos la pérdida del policía”, dijo la esposa del contador.