Tras reconocer que tuvo un hijo mientras aún era purpurado, el actual presidente de Paraguay dijo que el valor original de la abstinencia sexual dentro de la Iglesia se perdió y que es hora de reflexionar sobre su validez.
Hay que reflexionar sobre el valor del celibato hoy. La frase no es de ningún sociólogo o experto en religión. Es del ex obispo Fernando Lugo, actual presidente de Paraguay. La dijo en una entrevista publicada por la prensa chilena, luego de reconocer que tuvo al menos un hijo mientras era aún purpurado.
El ex sacerdote –sobre el que pesan reclamos para que reconozca a seis niños como hijos- afirmó que es momento de “repensar el celibato” y su valor dentro de la Iglesia Católica.
“Yo creo que es el momento de repensar el celibato hoy en América Latina y en el mundo”, declaró Lugo, agregando que el celibato es un valor dentro de la Iglesia cuyo “signo del reino de Dios” se ha perdido.
“El celibato es un valor dentro de la Iglesia, que se tiene que rescatar como un signo del reino de Dios”. Pero, observó, “cuando este signo se ha perdido, yo creo que es el momento de repensar el celibato hoy en América Latina y en el mundo. Creo que los últimos acontecimientos deberían llamarnos, a la Iglesia Católica, a una serena reflexión sobre el valor del celibato”, insistió el mandatario en una entrevista con el diario chileno El Mercurio.
En abril pasado, Lugo reconoció en un mensaje a su país que tuvo un hijo mientras era sacerdote. Guillermo Armindo nació en mayo de 2007, cinco meses después que renunciara al clero para candidatearse a la presidencia de Paraguay.
Tras reconocer a Guillermo, fruto de una relación con la joven Viviana Carrillo de 26 años, a Fernando Armindo Lugo le llovieron denuncias de paternidad.
Durante la entrevista, el presidente paraguayo aclaró: “En mi caso, es ´una´ paternidad la que yo reconozco públicamente, las otras son supuestas (risas), yo lo he vivido con bastante serenidad, con la cercanía de muchos amigos, y que el valor más grande está en el reconocimiento y en la verdad”.
“Hay que asumir las consecuencias. Cada uno es responsable de sus actos. No podemos delegar responsabilidades de hechos que hemos cometidos nosotros bien o mal, con error o sin error. Y eso lo he hecho este año públicamente”, dijo Lugo.
El presidente paraguayo explicó que “hay momentos en la vida en que los afectos y el amor no tienen ni edad ni situación. A veces ocurre que hay personas que hacen que el corazón lata más rápidamente, y creo que he tenido situaciones así”. “Pero, cuestiones que te hagan perder la cabeza, enamorarse y cambiar totalmente la vida, quizás esas no se han presentado durante mi vida sacerdotal”, agregó.
Sin embargo, reconoció: “Sí hay muchas situaciones a veces pasajeras, sin mucha fuerza, que a veces te hacen repensar tu vida, y tus opciones”, afirmó.
Lugo adelantó que al finalizar su mandato va a “compaginar la política y la religión” en su vida. “Me iré a vivir fuera de la ciudad y revisar muchos aspectos de mi vida, e intentar ser un aporte para la sociedad”.
“Como laico -contó- participo de la eucaristía y me hago aconsejar por sacerdotes y amigos obispos. Si hay algo que no quisiera dejar nunca es la Iglesia Católica, en la cual nací”, confesó.