Luis Alberto “Chiche” Peluso, interventor del Instituto de Lotería y Casinos de la provincia de Buenos Aires, sumó una nueva causa judicial en su contra –que involucra a su jefe, Daniel Scioli–, ya que su esposa figura como representante de apostadores millonarios en Las Vegas. Por eso, acusan al funcionario de estar de los dos lados del mostrador en un negocio polémico y millonario.
Según la Comisión de Juego del estado de Nevada, la esposa de Peluso, Carmen Adelardi, fue formalmente recibida en la Reunión Anual del organismo en 2008, como agente independiente de los casinos Bellagio, Mandalay Bay Resort & Casino, MGM Grand Hotel/Casino y The Mirage de la ciudad de Las Vegas. Es decir, sería representante de jugadores argentinos y de la región que apuestan miles de millones de dólares en una noche. En esos encuentros, participan los casinos e intermediarios de la industria del juego.
El documento oficial –que figura en la web del organismo estadounidense– fue aportado como prueba en el Juzgado 43 de Instrucción Penal, según el denunciante Enrique Piragini, un abogado con amplio repertorio de denuncias mediáticas. Pero hay más: PERFIL también encontró un documento de abril de 2006 donde el propio Peluso visitaba Nevada, como representante de jugadores en esos mismos casinos.
Los agentes independientes o representantes de jugadores se dedican a convocar apostadores fuertes, llevarlos a los casinos de Las Vegas donde tienen convenios y prestarles dinero para que apuesten. Por sus servicios “reciben entre el 10 y el 15 por ciento de lo que pierda cada jugador”, explica el empresario del juego y presunto ex socio de Peluso, Oscar Data Robinson. Le consta porque él mismo ejerció esa profesión durante los años 90, cuando integraba la supuesta mesa de dinero en Casino Buenos Aires con Peluso y un hombre de la ESMA, Miguel Angel Egea.
Los representantes tienen licencias por tres años. “Se realizan entre uno y dos viajes por mes. Cuando trabajaba con Peluso, su esposa tenía una agencia de viajes y le comprábamos los paquetes para nuestros clientes, pero ella no se dedica al juego, él es el experto”, relata Robinson sin reparos. “El agente independiente convoca a jugadores fuerte, los lleva con todo pago a Las Vegas y a cambio recibe su comisión y le habilitan dinero para apostar. Si invita entre siete u ocho apostadores puede ganar entre 200 mil y 300 mil dólares por viaje”, se explaya Robinson, el pintoresco empresario que acusa a Peluso de haberle “robado sus clientes de Las Vegas”.
Currículum. A pesar de los documentos oficiales de los Estados Unidos que constatan que Peluso y su esposa se dedican al negocio del juego, el titular de Lotería bonaerense niega “enfáticamente” que su “actividad comercial o profesional tenga algo que ver con el juego”.
En el Juzgado de Instrucción Criminal Nº 43 existe una denuncia penal abierta contra Scioli, bajo el número 23.810/09 por “delito de acción pública”, por el nombramiento de Peluso en Lotería. La pro-secretaria Karina Tissinik se negó a brindar información.
Pero el repertorio judicial no termina allí. Por otra parte, la fiscal Areu Franco solicitó este año que se investigue a Peluso por evasión agravada. El funcionario de Scioli también tiene una denuncia en la UFIC 8 de La Plata por “enriquecimiento ilícito y negociaciones incompatibles con la función pública”. Es que Peluso, además de la representación en casinos de Las Vegas, tiene a su nombre, el de su mujer y su hija Belén, la empresa Bepel en Miami, que el denunciante Piragini dice que “utiliza para blanquear las ganancias del juego”.
Además, Rubén Curdi alega haber sido el empleado de Peluso, Data Robinson, Egea y otros en la mesa de dinero que habrían organizado en el casino flotante Estrella de la Fortuna en 1999. Se trata de una actividad prohibida en 1994, y que cumplía la misma función del representante de jugadores: prestar mucho dinero y llevarse comisión.