Por: Juan Ferro
Partido Obrero
La frase del mafioso que dirige la AFA parece confirmarse. El 21, cualquiera sea el estado de las negociaciones por la televisación de los partidos, comenzó el fútbol. A medida que pasan los días, las denuncias ponen en evidencia que la AFA y el grupo TyC Sports hacían negocios muy importantes que no estaban incluidos en el acuerdo inicial, y que hacían la “vista gorda” sobre las verdaderas recaudaciones del fútbol.
Clarín denuncia (ahora) que los 14 millones de pesos que la AFA recibía por la emisión de Fútbol de Primera “no eran reintegrados directamente a los clubes, sino que se habían transformado en una suerte de caja de ‘gastos reservados’ para los clubes con los apuros económicos más acuciantes”. Otros medios denuncian (también ahora) la “ingeniería” económica de Grondona para hacerse de cuantiosos fondos apelando a sus relaciones del fútbol. Son amigos de Grondona los que tienen nada menos que el seguro de responsabilidad civil por cada entrada vendida, y también son sus íntimos los dueños de la empresa constructora de la millonaria obra del nuevo estadio de Independiente.
De parte de la AFA, se ha empezado a denunciar (también ahora) que los ingresos del grupo televisivo son verdaderamente cuantiosos porque existía una comercialización con muchos más países que los declarados en el acuerdo con la AFA.
Todas estas negociaciones, cómplices por ‘izquierda’, van a ser utilizadas ahora como argumentos legales por ambas partes. Pero hay algo que está absolutamente fuera de discusión: estamos ante una batalla para ver quién es el que más vergonzosamente “deshonra sus contratos”.
La AFA tenía un contrato hasta 2014 y lo rompió en 2009. Ahora formalizará un contrato hasta 2019 con el Estado aunque posiblemente lo termine en 2011, coincidiendo con la finalización del gobierno de los Kirchner. Ya aparecieron los primeros chispazos: el gobierno reclama que el contrato se indexe por el índice del Indec y la AFA por el dólar o la comercialización del cable.
Por su parte, el grupo Clarín es el “deshonrador” más grande de contratos de la Argentina: el contrato de trabajo. Viola las normas laborales desde hace años, con centenares de contratados eternos, sin efectivizar; boicotea la afiliación gremial; desconoce la actividad sindical y los fueros gremiales; ha expulsado con la infantería a activistas e internas y ni siquiera permite hoy que en su taller AGR entren los delegados electos en la misma planta.
Los “nuevos patrones”
El nuevo patrón ahora es el gobierno. Los clubes reclamarán como buitres las proporciones de cada subsidio, sin hacerse cargo de las cuantiosas deudas contraídas. El gobierno ya ha declarado veladamente que va a “bicicletear” esos subsidios, por la sencilla razón de que es él mismo uno de los principales acreedores de los delincuentes que dirigen la mayoría de los clubes. De los 700 millones de la deuda total del fútbol, 300 se le deben a la Afip.
Mientras se empiezan a inflar las fojas de los expedientes legales, ya se sabe que en materia televisiva hay negocio para todos. Primero, a pesar de la enorme polvareda que se ha levantado, siguen siendo Clarín y sus socios los más beneficiados, porque la AFA: 1) no rescindió Fútbol de Primera (se seguirá emitiendo); 2) tampoco lo hizo con la televisacion del fútbol del ascenso, que seguirá por TyC; 3) aún mantiene los derechos, con canal 7, de la televisación de la selección. Sólo esos tres negocios son un enorme bocado para cualquier empresa. El segundo televisivo en Fútbol de Primera es uno de los más caros en la TV.
Tendremos, entonces, por algún tiempo, fútbol gratis en la TV, pero con 30 pesos la entrada a la cancha -la popular. El gobierno seguirá, hasta donde pueda, subsidiando las estafas de los dirigentes, y ya está claro en este nuevo esquema del fútbol quiénes pagan los primeros platos rotos de la crisis. Futbolistas Agremiados denunció que siguen sin pagarse los aportes jubilatorios a los únicos que producen el negocio, que son los jugadores. Grondona, ahora en alianza política con los Kirchnner, ha asumido un poder político aún mayor, al no existir ningún mecanismo de elección directa en la dirección de la AFA. Entre todos van matando al fútbol mientras gritan “viva el fútbol”.
La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General)