Monseñor Jorge Lozano, advirtió que en la Argentina “no hay igualdad de oportunidades” y lanzó una dura condena al “clientelismo político”.
“En la Argentina no se puede hablar de pobreza sin hablar también de riqueza. Nuestro país ha tenido un ritmo importante de crecimiento económico en los últimos años con la lógica irracional de la acumulación que no supera la desigualdad”, subrayó el representante argentino ante el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) al hablar en la Semana Social que realiza la Iglesia en Mar del Plata.
En ese contexto, Lozano presentó el último documento del Episcopado argentino, que reclama que erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral sean “prioridad nacional” en camino al bicentenario patrio 2010-2016.
Ante 650 dirigentes políticos y sociales reunidos por la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el obispo insistió en afirmar que “en nuestro país no hay igualdad de oportunidades”, porque, aseveró, “no es lo mismo nacer en una provincia que en otra, en una cuna que en otra. Muchas veces en el embarazo comienza una historia de desigualdad que no será revertida nunca”.
Lozano reiteró que “la inclusión (social) es un derecho”, y estimó que ese debe ser “el objetivo, el horizonte, para que el bicentenario sea una fiesta para todos”.
En tanto, el obispo Oscar Sarlinga, de Zárate-Campana, coordinó un panel en el que los diputados nacionales Graciela Camaño (FPV), Oscar Aguad (UCR) y Francisco De Narváez (Unión Pro) presentaron propuestas para contribuir a erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.
De Narváez denunció que “el kirchnerismo ama a los pobres y utiliza a quienes más ayuda necesitan, para mantener un Estado clientelar”.
El empresario exigió “desterrar el clientelismo político”, al considerar “el crimen más indigno” que la distribución de los planes sociales sea objeto de hechos de corrupción.
De Narváez reclamó “orientar prioritariamente todos los esfuerzos a políticas eficaces contra el hambre y la pobreza” a las que definió como “un ataque a la dignidad humana y a la vida”.
A su turno, la diputada Camaño habló de la necesidad de crear un programa de fortalecimiento familiar integrador, que tenga como eje fundamental la prevención y la asistencia. “Es necesario que el Estado reasuma el rol que nunca debió dejar. Es bárbaro que las organizaciones sociales y barriales acompañen y se comprometan, pero es el Estado el que debe asumir el rol”, dijo.
Por su parte, el diputado Aguad afirmó que “la pobreza es un escándalo en un país como la Argentina no solamente porque afecta la dignidad del ser humano sino porque tiene los recursos naturales y humanos necesarios para que en este país no existan pobres. Esto es un verdadero fracaso de la sociedad en su conjunto y de la política en particular”.
“No se puede gobernar sin el valor de la solidaridad que tiene que estar destinadaal conjunto. Si no somos capaces de generar un proyecto de Nación, un programa de gobierno que incluya a todos para que el país genere riquezas, estaremos condenados de por vida a la pobreza”, alertó.
Por la tarde, el heterogéneo grupo de participantes se distribuyó en grupos sobre propuestas y experiencias para contribuir a erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral desde la mirada sindical, social, política y económica.
La Semana Social cerrará mañana con la lectura de las conclusiones, una exposición del embajador Juan Pablo Cafiero y una reflexión final del presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Casaretto.