Por Ing. Carlos Filippini
Concejal del Frente para la Victoria
Se ha publicado en una gacetilla oficial que la Provincia de Buenos Aires recibió una donación de un sistema informático por parte del gobierno de Chile, que, a pesar de parecer una buena noticia, no lo es.
No solo no es una buena noticia, sino que tampoco es una sorpresa que desde la habitual desinformación técnica del Estado se la presente como tal y que, indirectamente apoyado en la ignorancia popular en el campo informático, se entregue a una empresa privada multinacional y monopólica un negocio de millones de dólares.
El software donado, utilizado en el portal chilecompra.cl, permitirá manejar todas las compras y licitaciones de la provincia a través de Internet. Pero, va a haber una compra que no tendrá competencia, y esta es la de la plataforma base del sistema. O sea, sistemas operativos y base de datos que deberán ser indefectiblemente marca Microsoft.
Esta no es la primera vez que sucede un hecho de este tipo y como consecuencia se decide que parte de la vida de los bonaerenses quede atada a los designios de esta empresa. El año pasado ya se anunció la instalación de 9000 computadoras con sistema operativo Windows en las escuelas provinciales, imponiendo el uso de este sistema a millones de estudiantes.
Ahora, todos los organismos que compran bienes de consumo y uso por unos 4 mil millones anuales, dependerán también del software de esta empresa.
Precisamente, Chile, ha ido mucho mas allá: ha entregado a esta empresa, Microsoft, directamente la vida de cada ciudadano chileno.
Los programas de capacitación en manos de Microsoft, que obviamente enseña a usar Word, en vez de capacitar en procesamiento de textos, es como comienza a generar dependencia tecnológica.
Cada chileno contará con una cuenta de e-mail, por supuesto, de Microsoft, a través de su portal live.com, quien las creará en base al padrón entregado por el registro civil de ese país.
Respecto a la educación, se les inculca el uso de Windows desde chicos, no ya como el dealer de droga que los espera en la puerta, sino directamente desde dentro de las aulas.
Como podemos ver, no es extraño que “Chile” regale un sistema que le significará una compra obligatoria de varios miles, si no millones de dólares, a los bonaerenses.