El Episcopado consideró la “heterosexualidad como requisito”. En el Congreso, avanza un dictamen para reformar la ley de matrimonio.
La Conferencia Episcopal Argentina que preside el cardenal Jorge Bergoglio aseguró este jueves que la heterosexualidad como requisito para el matrimonio “no es discriminar”, al rechazar la posibilidad de que el Congreso avance en un proyecto de ley que modifique el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
En tanto, el obispo Baldomero Martini, de San Justo, dijo que “las uniones homosexuales no son ni podrán ser nunca un matrimonio –sino más bien todo lo contrario: un verdadero antimatrimonio-, además, su promoción va directamente contra el bien común –para transformarse en un verdadero mal común”.
En una carta al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, el prelado recordó que los proyectos de ley sobre matrimonio homosexual son “inconstitucionales”, e insistió en afirmar que en “las convivencias homosexuales va de suyo que no hay madre posible, ni nadie que realice su misión, tampoco hay marido ni mujer, no hay esposos, no hay hijos”. Por lo cual, sintetizó: “No hay nada que tenga que ver con el matrimonio”.
La Comisión Ejecutiva defendió, en un mensaje, la “natural unión” entre el hombre y la mujer, y afirmó que esto es “esencial para el desarrollo de las personas –en especial respecto a una sana educación sexual– y de la sociedad”.
“Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es”, subrayó la cúpula episcopal.
Tras afirmar que “el matrimonio como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se complementan para la transmisión y cuidado de la vida, es un bien que hace tanto al desarrollo de las personas como de la sociedad”, sostuvo que “no estamos ante un hecho privado o una opción religiosa, sino ante una realidad que tiene su raíz en la misma naturaleza del hombre, que es varón y mujer”.
La Iglesia estimó que “estos aspectos que se refieren a la diversidad sexual como al nacimiento de la vida, siempre fueron tenidos en cuenta como fuente legislativa a la hora de definir la esencia y finalidad del matrimonio”, porque “en el matrimonio se encuentran y realizan tanto las personas en su libertad, como el origen y el cuidado de la vida”.
Asimismo, la Conferencia Episcopal explicó que “esto no debe ser considerado como un límite que descalifica, sino como la exigencia de una realidad que por su misma índole natural y significado social, debe ser tutelada jurídicamente. Estamos ante una realidad que antecede al derecho positivo y, por lo mismo, es para él fuente normativa en lo sustancial”.
En tanto, el obispo Baldomero Martini, de San Justo, dijo que “las uniones homosexuales no son ni podrán ser nunca un matrimonio –sino más bien todo lo contrario: un verdadero antimatrimonio-, además, su promoción va directamente contra el bien común –para transformarse en un verdadero mal común”.
En una carta al presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, el prelado recordó que los proyectos de ley sobre matrimonio homosexual son “inconstitucionales”, e insistió en afirmar que en “las convivencias homosexuales va de suyo que no hay madre posible, ni nadie que realice su misión, tampoco hay marido ni mujer, no hay esposos, no hay hijos”. Por lo cual, sintetizó: “No hay nada que tenga que ver con el matrimonio”.
En tanto, Diputados intentaba firmar el dictamen de comisión, para su posterior debate en recinto, de los proyectos de ley presentados por Vilma Ibarra y Silvia Augsburger tendientes a modificar el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Ambas iniciativas coinciden en quitar la palabra “hombre y mujer” por la palabra “contrayentes”, cuando habla del consentimiento que hay que dar para que se consagre el matrimonio.
Fuente: Crítica