La empresa Ciccone Calcográfica, encargada de la emisión de los documentos para viajar al exterior, se va del país y aún no hay nadie que se haga cargo de la tarea ya que el Estado no tiene los recursos como para hacerlo. Ciccone entregará los trámites ingresados hasta el 31 de octubre, dejando 50 mil pendientes.
Una vez que se hayan terminado de imprimir los últimos 120 mil pasaportes ingresados hasta el 31 de octubre, la empresa Ciccone Calcográfica –encargada de emitir dicho documento- se irá del país, dejando varados unos 50 mil trámites ya ingresados. Cuando terminen de entregarse los pasaportes cargados hasta el 2 de noviembre, ningún argentino podrá salir del país por carecer de identificación en el exterior.
Mientras el oficialismo celebraba por cadena nacional el lanzamiento de los nuevos DNI, a los empleados de Azopardo 620 –edificio de la Policía Federal en donde se tramita pasaporte y cédula-, la empresa Ciccone Calcográfica S.A. les iba informando que “finalizó el contrato” con la policía, y que por esa razón, cerrarían la persiana en Argentina.
Ciccone Calcográfica S.A. inició sus actividades en 1952, pero está en el país desde el año ’96 y fue privatizada durante el gobierno menemista. Al parecer, se irían del país más por razones políticas que por su situación financiera: el Estado vería un buen negocio en hacerse cargo de los documentos, teniendo en cuenta que un pasaporte cuesta $130, de los cuales $15 van para la policía y $115 quedan en Ciccone. En la Ciudad de Buenos Aires, se inician 1300 trámites de pasaporte por día, es decir, casi 3 millones de pesos por mes, tan sólo en pasaportes y sin contar las delegaciones provinciales.
Lo cierto es que si bien el Estado busca hacerse cargo del negocio por medio de la Casa de la Moneda, ellos no tienen ni los recursos técnicos ni el sistema para llevar adelante tal emprendimiento: de lo único que disponen es del material para las libretas. Desde el oficialismo sostienen que ya se pidieron las máquinas –que tardan un mes- y el sistema -6 meses-, pero todavía no hay nada concreto.
Los trámites por el pasaporte ingresados hasta el 31 de octubre –unos 120 mil-, serán los últimos que emitirá la empresa. Los comprendidos entre el 2 y el 6 de noviembre, están cargados en la base de datos, pero no saldrán –al menos, no por medio de Ciccone-.
Ahora, nada se le dijo a la gente que se acercó a Azopardo desde el 7 de noviembre en adelante: los trámites ingresados desde esa fecha, no existen. Los comprobantes emitidos no sirven, ya que los datos no están cargados porque ni Ciccone prestó el sistema ni el Estado tomó los recaudos como para resolver el problema a tiempo.
Por otro lado, Ciccone tiene unos 300 empleados -57 en Azopardo y el resto en la Planta- que probablemente, luego de la entrega de los pasaportes pendientes, deberán buscar un nuevo empleo. A su vez, la incertidumbre que provoca el no saber ni cómo ni qué empresa u organismo continuará emitiendo los pasaportes –documento indispensable para viajar más allá del Mercusur-, abre un nuevo mercado negro: el de las revalidaciones truchas.
Si bien esta práctica ilegal data de antes de que Ciccone anunciara su retiro, el contexto actual da un mayor impulso para que se haga un negocio todavía más frecuente, teniendo en cuenta que no habría otra forma de viajar al exterior. En los pasillos de Azopardo se comenta que la revalidación “por izquierda” se consigue por unos tres mil pesos.
Fuente: La Politica Online