“Nosotros no somos marplatenses. Somos batanenses”. La aclaración de Jorge Díaz, presidente de la asociación de Vecinos por la Autonomía y Solidaridad, no admite malas interpretaciones.

Después de que Lezama lograra su autonomía municipal, otras 60 localidades bonaerenses siguen el mismo camino. Entre ellas está Batán, una ciudad industrial de 32 mil habitantes que pelea para independizarse de Mar del Plata.

Las separan mucho más que 15 kilómetros de distancia. Mientras una busca potenciar la llegada de turistas a las playas, la otra apuesta al turismo rural, lejos del mar y de la exposición mediática del verano.

Los vecinos de Batán anunciaron que el 18 de enero harán una marcha de protesta al costado de la ruta 88, que une Mar del Plata con esa localidad.

La lucha de los vecinos de Batán comenzó en 1991, pero se potenció con el impacto que tuvo el reclamo de Lezama, que el 22 de diciembre de 2009 logró su autonomía a partir de la aprobación en la Cámara de Diputados bonaerense de un proyecto de ley que impulsaba la separación de ese pueblo del municipio de Chascomús.

Batán integra el partido de General Pueyrredón, cuya cabecera es Mar del Plata. Tiene una superficie de 542 kilómetros cuadrados y está formado por barrios y conglomerados urbanos.

“Lamentablemente siempre fuimos ninguneados. No nos tienen en cuenta. No nos molesta que se nos conozca a nivel nacional sólo por la cárcel. Hay cuatro unidades penitenciarias que para nosotros fueron una bendición porque generaron trabajo y movimiento comercial con la llegada de los familiares de los detenidos”, dijo Díaz.

Los habitantes de Batán, declarada ciudad por el Congreso el 18 de diciembre de 1996, se quejan porque dicen que el dinero de sus impuestos va a parar a obras que disfrutan los marplatenses.

“No nos dan lo que tenemos que recibir en función de lo que aportamos. Somos un soporte muy especial para Mar del Plata. Incluso en nuestro territorio tiran la basura y no nos pagan ni un centavo. Tampoco tenemos un presupuesto participativo. Hay un delegado municipal que hace lo que puede. El lugar no tiene empleados administrativos: hasta se llevaron los teléfonos y las computadoras”, explicó Díaz.

La agrupación vecinal presentó un proyecto de ley al Congreso en reclamo de su autonomía.

“Batán no tiene nada que ver con Mar del Plata. Nosotros tenemos inmigración latinoamericana y ellos española e italiana. Nosotros queremos reforzar el turismo rural y ellos las playas. Nosotros somos una zona productiva: cosechamos kiwi y arándanos. Trabajamos las canteras y fabricamos ladrillos”, enumeró Díaz. Una de las atracciones de Batán es su zoológico. “Es el más grande de la provincia de Buenos Aires”, dice Díaz. El último hallazgo histórico del lugar tiene que ver con el descubrimiento de huellas paleontológicas de hace 500 millones de años.

Santa Clara del Mar, una localidad de nueve mil habitantes del partido de Mar Chiquita, situada 17 kilómetros al norte de Mar del Plata, también quiere independizarse. “Somos una porción de tierra olvidada. Nosotros pagamos los impuestos, pero las obras las vemos del otro lado”, dijo Eduardo Chavanne, que lidera el reclamo en esa zona. Además es miembro de la Región Mar y Sierras, que forma parte de la Asociación Provincial para el Reconocimiento de Nuevos Municipios. El “otro lado” al que se refiere Chavanne es la zona que está a la vera de la Autovía 2.

“Nuestra ciudad vive del turismo mientras que las otras localidades del municipio se dedican a la actividad agrícola ganadera. Nosotros aportamos el 75% del erario municipal y nos devuelven en obras sólo el 5%. Eso es muy injusto. El partido tiene 32 mil parcelas, de las cuales 27 mil corresponden a la costa. Con eso está todo dicho. Nos impulsó a pedir la separación la marginación y la falta concreta de políticas económicas, culturales, sociales y deportivas del actual gobierno municipal. Nosotros queremos decidir nuestro propio destino. Vamos a demostrar que podemos”, opinó Chavanne.

Durante el verano, los vecinos de Santa Clara del Mar repartirán panfletos a los turistas. Quieren que su reclamo sea escuchado.

Se hizo una encuesta de los vecinos de Santa Clara para buscarle un nombre al nuevo municipio. “Hasta ahora se impone Mar Chiquito, denominación creada por los indígenas que poblaban estas tierras. Así llamaban a una albufera. Pero lo importante es que nuestro reclamo llegue lejos. No descartamos cortar la ruta, aunque eso sería en última instancia y si se decide entre todos. Somos muy orgánicos. No vamos a descansar hasta que nuestra tierra logre independizarse”.

Fuente: Crítica Digital