Por: José A. A. Cruz (Bº Chauvín)
Lector de “Cazador de Noticias”
Señor Director:
Robo unos minutos de su tiempo con motivo de un anticipo periodístico escuchado esta mañana al movilero de radio FM Brisas, donde comentaba que en la municipalidad se piensa realizar un concurso entre los estudiantes marplatenses para elegir la bandera que identifique a Mar del Plata.
Realmente, en un momento en que la ciudad merece la atención de muchísimos temas de verdadera importancia y urgencia, parece mentira que se destine tiempo, esfuerzo y dinero en un proyecto que, además, quiere venir a reemplazar una ordenanza todavía vigente.
El 3 de Octubre de 1996, -se cumplirán ya 14 años-, por unanimidad del HCD se sancionó una Ordenanza Municipal (creo que era la Nº 10.823), promulgada el día 18 del mismo mes y año, mediante la cual se autorizaba al llamado a un Concurso Nacional para buscar un isologo que identificara a la ciudad; se creó un jurado jerárquico nacional, con especialistas y profesionales en distintas ramas del arte, el marketing y la arquitectura, entre otros.
En la ocasión, lo que nosotros llamamos caseramente “las Olitas”, fue el trabajo ganador y generó instructivos para su uso obligado en toda papelería municipal, incluyendo a los distintos Entes y a OSSE. Ocurrió durante el primer año de la gestión del Prof. Aprile.
Al principio no entendíamos mucho de qué se trataba su significado, pero con el tiempo, no sólo nos fuimos acostumbrando a ver las cuatro olitas, sino también, a quererlas como algo nuestro. Tanto fue así, que hasta muchas empresas privadas las fueron incorporando en su publicad. Vemos que aún hoy, muchos vehículos de transporte como camionetas, camiones y ómnibus de larga distancia ostentan en sus carrocerías este isologo.
Su incorporación, hizo que con el tiempo, alguien presentara al municipio una bandera “de ceremonias”, sobre un paño blanco con las olitas y el nombre de la ciudad bordado abajo. Rápidamente, también nos acostumbramos a verlas en los despachos municipales, en las ferias, encuentros y demás eventos de los que se participaba fuera de la ciudad, y hasta como regalo oficial en distintos viajes al exterior, como en oportunidad de algunos hermanamientos con otras ciudades del mundo.
No hubo ordenanza de creación de esta bandera; es más, alguien me dijo que constitucionalmente solo la nación y las provincias pueden tener banderas oficiales, pero la antes mencionada ordenanza, entiendo, cubrió ese bache posterior y además, fue muy lindo acostumbrarnos a verla junto a las enseñas argentina y provincial.
A fines del 2006, -gobierno del Arq. Katz- en la Comisión Mixta del Plan Estratégico se mencionó después de la última visita del asesor y hacedor de políticas públicas del, entre otros, gobierno de Barcelona, Toni Puig Picart, la idea de “refrescar “ esa imagen, lo que en principio se interpretó como la necesidad de crear un nuevo isologo y que provocó que distintos sectores vinculados con la actividad turística y empresaria de la ciudad hayan manifestado su oposición ante esta posibilidad. A la hora de justificar su actitud, sostuvieron que llevó muchos años institucionalizar y afianzar esa imagen en el plano local, nacional e internacional. Recuerdo que varios medios periodísticos hicieron encuestas en esa época entre sus lectores y/u oyentes y un apabullante 75% se manifestó por no cambiar. Finalmente, “no pasó nada” y las olitas siguieron teniendo vida.
Pero llegó la nueva administración de la mano del contador Pulti; rápida y mágicamente, “nuestras” olitas fueron desapareciendo de todo lo relacionado con la municipalidad; se habló al principio de su mandato, de ordenes verbales a los funcionarios para que dejaran de utilizarlas en sus dependencias y así, llegamos a hoy, en que “amardelplata” vino a desalojar definitivamente al querido isologo; la verdad, tampoco entendemos mucho a ese “amardelplata”, obra de un creativo publicitario y no de un concurso nacional, pero bien podría completar el isotipo con las olitas, que ya eran la “marca Mar del Plata”, a la que reconocemos los marplatenses y lo mismo estaba sucediendo en otras partes del país y del mundo; cambiarla ahora, la convertirá en una imagen poco creíble.
En la IV Cumbre de las Américas, acompañó a toda la documentación y con ellas, también se embanderó la ciudad.
Para la final de la Copa Davis, desaparecieron. En la reciente llegada y estadía de los grandes veleros, también brillaron por su ausencia.
Ahora se viene, entre otros importantes eventos, la Cumbre de Alcaldes de Iberoamérica el próximo noviembre. Qué les diremos a los visitantes, a los que tan gratamente había impactado nuestra marca?
Las grandes empresas comerciales del mundo tienen su iso y su logotipo, -sus marcas-, impuestas desde hace décadas; gaseosas, lubricantes y combustibles, comidas, remedios, etc. etc., solamente, y cada tanto, le dan una “refrescadita” sin cambiar su base.
En infinidad de medios hemos rescatado a los políticos vecinos de Uruguay, Chile y Brasil, los que al asumir, mantienen las cosas buenas hechas por sus antecesores durante años, aunque la camiseta partidaria sea otra.
¿Por qué aquí, empezando desde la esfera municipal, hay tanta mezquindad?
Saludo a Ud. muy atte.
La opinión de los columnistas no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.