En las últimas horas una vez la noticia tan temida como esperada se ha hecho nuevamente realidad: Otro camarada ha caído bajo las balas de la delincuencia asesina mientras otros dos sufren las lesiones que con secuelas imprevisibles recibieron en el mismo hecho, sumándose estas nuevas víctimas a la larga lista de trabajadores policiales que en una u otra situación jalonan la historia institucional.

Este hecho que seguramente ocupará tan solo unas horas los titulares periodísticos debería llamar a la reflexión tanto a la conducción política de turno de nuestro país y especialmente en la provincia de Buenos Aires donde el flagelo delictivo crece exponencialmente día a día por mas que las estadísticas oficiales quieran convencernos de lo contrario, cuando insisten en incursionar en el tema de  la seguridad pública con un discurso en el que no falta la crítica despiadada hacia el factor humano haciéndolo culpable directo de la situación existente.
En algunos casos es dable señalar que ocasionalmente se cita la necesidad de “mejorar los sueldos” de los efectivos policiales, pero sin entrar demasiado en un tema que pareciera resultar sumamente espinoso o desconocido.

La situación es que nuestro camarada asesinado en la víspera, el Sargento ISMAEL IGNACIO IBAÑEZ, ha dado su vida por la sociedad por un sueldo mensual de apenas DOS MIL PESOS, mas la promesa según anuncio del gobierno provincial de que para agosto podría alcanzar los DOS MIL CUATROCIENTOS, haber por el cual siguen arriesgando su vida y su salud varias decenas de miles de policías de la provincia de Buenos Aires, encima bajo el yugo anticonstitucional de la Ley de Prescindibilidad.

Seguramente se podría argüir de parte del gobierno que los policías pueden aumentar estas cifras con horas CoRES y adicionales, pero es de señalar que estos no siempre están disponibles ni al alcance de todos y además se deben al sacrificio propio del efectivo que los realiza fuera de su horario normal y renunciando a su descanso, como si se tratara de otro trabajo, por lo cual es injusto y malintencionado citar este ingreso como parte del sueldo.
Se sigue engañando a la sociedad con la promesa de un mejor servicio de seguridad, pero todo ello queda en el discurso y las promesas, cuando se mantiene una policía sin recursos y mal paga encima con la burla de los nuevos aumentos tan promocionados, que por su mas que escaso porcentaje y su lejanía en el tiempo para que lleguen al bolsillo, confirman una vez mas que el trabajador policial de la Provincia de Buenos Aires, no solo sigue arriesgando su vida, sino también perdiéndola por unas miserables monedas.

ACLARACIÓN: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.