En esta entrega comenzamos con los testimonios de los protagonistas. Esta es la historia viva de la ya legendaria patrulla TECHO, ellos entablaron el primer combate por la recuperación de nuestras Islas Malvinas. Comandada por el Capitán de CorbetaPedro Edgardo Giachino, estaba integrada por 8 Buzos Tácticos y 8 Comandos Anfibios. La misión asignada: Tomar la casa del gobernador y lograr su rendición.
“Señor, sólo dos cosas te pido, la victoria y el regreso… pero si sólo una has de concederme, ¡que sea la victoria!” (Lema de la Agrupación de Buzos Tácticos)
Con los Buzos Tácticos
Pasaron ya veintiocho años de este hecho, pero sigue fresco en nuestra memoria... y sigue intacto en la de sus protagonistas directos.-
Por 1982, ambas Agrupaciones, los Comandos Anfibios de la Infantería de Marina (IM) y los Buzos Tácticos (BT), del Escalafón Naval de nuestra Armada Argentina, tenían su asiento natural en la ciudad de Mar del Plata, partieron desde aquí con la misión de recuperar la soberanía de nuestras Islas Malvinas.
Hoy, solo la Agrupación de Buzos Tácticos tiene su asiento natural en la Base Naval Mar del Plata. A diferencia de los Comandos Anfibios, los “Tácticos” no son Infantes de Marina. Todos, oficiales y suboficiales pertenecen al escalafón de Comando Naval, “barqueros” en la jerga de la Armada y por ser una “fuerza especial” su ingreso y el durísimo entrenamiento posterior es estrictamente voluntario y altamente selectivo. Son expertos nadadores, buzos, montañistas y paracaidistas de precisión. Expertos en supervivencia, especialmente entrenados para operaciones subrepticias, toma y destrucción de objetivos, sean estos navales o terrestres, rescate de rehenes, etc. . Para explicarlo mejor, son un paralelo a la fuerza de élite norteamericana los NAVY SEALS..., solo que los nuestros no hacen películas..., ellos han escrito esta historia.
En abril de 2002, gracias a la gentileza de las entonces autoridades del Area Naval Atlántica, en especial a su comandante, el Contraalmirante Reinaldo Daniel Corvalán, durante dos días fuimos recibidos por el Sr. Comandante de la Agrupación de Buzos Tácticos, Capitán de Fragata Juan Carlos Nicolau, también veterano de guerra, aquel dos de abril era parte de la Fuerza de Tareas 40 (FT-40), se encontraba embarcado en el portaaviones “ARA 25 de Mayo”.-
Gracias a ellos, logramos el objetivo propuesto, entrevistar a un protagonista directo de aquella legendaria “Patrulla TECHO”.-
Historia Viva
El protagonista de esta historia es el Suboficial Mayor Buzo Táctico (RE) Pedro C. López, retirado de la fuerza hace apenas dos años y dos meses. Un salteño “macanudo” de 54 años de edad y 35 de orgullosos servicio en la Armada. El destino lo señaló para formar parte de la patrulla combinada, que comandada por el capitán Giachino tomaría la casa del gobernador en Puerto Argentino, en la madrugada de aquel 2 de abril de 1982. Al respecto nos cuenta:
“... Me acuerdo como si fuera hoy, era la tardecita del 26 de marzo de 1982, el entonces teniente de corbeta Diego García Quiroga había estado reunido con nuestro comandante, el capitán de corbeta Alfredo Raúl Cufré. Vino y sin mucho preámbulo nos dijo que él y siete de nosotros partiríamos a las 23 hs. con destino a Puerto Belgrano. Allí nos reuniríamos con otros siete Comandos Anfibios de la Infantería de Marina y quedaríamos a las órdenes del capitán de corbeta Pedro E. Giachino.
Seleccionamos el armamento y el equipo, el teniente García Quiroga había elegido una ametralladora “Halcón”, nosotros nos equipamos con el “F.A.L. Para” un arma diseñada especialmente para este tipo de operaciones y realmente nos fue muy útil.
Fuimos embarcados y el día 28 de marzo zarpamos desde Puerto Belgrano en el destructor “ARA Santísima Trinidad”.-
Ya en plena navegación, el día 30 nos reunió el capitán Giachino, nos dio las primeras instrucciones y brindó detalles de la operación.-
La patrulla se llamaría “TECHO”. En total éramos 16 integrantes, 8 Comandos Anfibios y 8 Buzos Tácticos. Nos desplazaríamos formando cuatro grupos: “Rojo”, en el bote Nº18, con el capitán Giachino y los cabos Flores, Ortíz y Vargas, “Naranja”, en el bote Nº19, con el teniente de fragata Gustavo Lugo, el subocial salas, yo y el cabo Ledesma, “Verde”, en el bote Nº20, con el teniente García Quiroga, el subocial Castillo y los cabos Gómez y Urbina, por último, “Azul” en el bote Nº21, con el teniente de fragata Eduardo Alvarez, los suboficiales Mansilla, Gutiérrez y el cabo Vargas.
Repasamos la misión una y otra vez, “Rojo” tomaría la comisaría, “Verde” la usina, apoyados por “Naranja”, para luego ambos dar apoyo a “Rojo” y tomar la central telefónica. Por otra parte, “Azul” debía neutralizar un campo de antenas antes de llegar a Puerto Stanley.-“
Los momentos previos
Nos sigue relatando el suboficial mayor López : “... – Recuerdo que era cerca de las siete de la tarde del día primero de abril, salí a cubierta y alcancé a ver las islas recortadas en el horizonte. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me asaltaban dudas..., ¿lo haríamos, o se cancelaría todo a último momento, como en diciembre del ’78 cuando la crisis del Canal Beagle?. Nos avisaron que era el turno de “rancho”. Antes de la cena nos avisaron de un cambio de planes, debíamos tomar la casa del gobernador y lograr su rendición. Cenamos livianito, un poco los nervios..., otro tanto por el temporal de la noche anterior. Recuerdo que el capitán Giachino se lamentó que no hubiera una cámara de fotos para registrar la “última cena”, así lo expresó y nos dijo además, “ – Abran bien los ojos, porque para los que vuelvan esta será la primera vez que estarán en combate real y esa experiencia habrá que transmitirla”. Todavía me sorprenden esa palabras, ahora me parecen premonitorias, no dijo “si volvemos”, dijo “para los que vuelvan”, como si el hubiera estado seguro que no estaría en ese grupo.-
Nos vestimos con los equipos de agua y nos camuflamos las caras de negro, hubo chistes. Dado el color más “criollo” de algunos, le aconsejaban no desperdiciar “la pomada”. A las 22 hs., desde la “toldilla” del Santísima Trinidad comenzamos a embarcar en los botes de goma.
En total 21 botes, los cuatro nuestros para la casa del gobernador y el resto debía tomar el cuartel de los “Royal Marines”. Con brazo fuerte los camaradas a bordo nos sujetaban para ayudarnos y a su vez, a modo de saludo..., en voz baja, entrecortada..., ¡ cuídense, vuelvan todos...!.
En Playa Verde.
Continúa con su relato el “mayor” López : “... – El frío era intenso, la noche una verdadera “boca de lobo”. Ya no tenía dudas, estábamos en camino, los ingleses habían oscurecido totalmente a Puerto Stanley, estábamos a unos tres mil metros de la costa. La nevegación con los botes de goma era difícil, el agua estaba llena de “cachiyuyos” (algas que se desarrollan en las piedras sumergidas) logré llevar nuestro bote sin dificultades, algunos se atrasaban. Nos desorganizamos bastante, llegamos primeros a la playa. Eran exactamente las 00 hs. del 2 de abril. Hicimos el control y vigilancia del perímetro mientras los demás se cambiaban las ropas, luego lo hicimos nosotros. Habíamos desembarcado más al Este de la posición original. Los exploradores que habían salido del submarino “ARA Santa Fe” nos avisaron a tiempo que en el punto original nos estaban esperando.
No veíamos nada. El capitán Giachino divisó la sombra a lo lejos, de la elevación del cerro “Supper Hill” y dio la orden de dirigirnos hacia él. Desde la cima podríamos tener una mejor visión y ordenar así nuestra marcha hacia el objetivo. Fue un trayecto durísimo, estábamos muy cargados, llenos de municiones y equipo, para colmo las luces de un vehículo que se aproximaba, nos hizo redoblar la marcha. Casi sin aliento, llegamos a la cima. ¡Podíamos ver Puerto Argentino!.
El teniente García Quiroga se había golpeado una rodilla y marchaba con el grupo “Verde” a retaguardia.” .
La Casa del Gobernador
A esta altura de sus recuerdos, el “mayor” López ya no se interrumpe ni me mira esperando una pregunta..., camina con la “Patrulla Techo” nuevamente..., continúa relatando: “... – Descendimos hacia el pueblo y el capitán Giachino decidió abordar el objetivo desde la parte trasera. Había una sospechosa quietud. En ese momento comenzamos a escuchar las explosiones y ráfagas provenientes de “Moody Brook”, eran los “anfibios” del capitán Sánchez Sabarots atacando el cuartel de los “Royal Marines”.-
En ese momento comenzamos a recibir fuego desde una elevación en la parte trasera de la casa. Contestamos inmediatamente, buscamos cobertura y tratamos de ver de donde venía. Afortunadamente, el inglés disparaba con “trazadoras” y respondimos hacia donde comenzaban los disparos. Era un solo tirador, gritaba números en inglés y cambiaba de posición. Mientras tanto el capitán Giachino, cubriéndose de los disparos se dirigió al frente de la casa del gobernador. A los gritos llamó al teniente García Quiroga que hablaba un perfecto inglés, le pidió que le transmitiera al gobernador la orden de rendirse. El tiroteo aumentaba en intensidad. De golpe quedaron cubiertos por lo que parecía una manta naranja, eran trazadoras, los atacaban desde el pueblo, a través de la cancha de fútbol que estaba frente a la casa del gobernador.” .
El Heroísmo.
“... – Para no ser acribillados, el capitán Giachino dio la orden de entrar a la casa. El, García Quiroga, Cardillo, Flores y Ledesma saltaron una verja para llegar a una puerta trasera de la casa. Cardillo la quiso abrir a patadas, no pudo, El capitán Giachino le sacó el seguro a una granada, rompió el vidrio y alcanzó la cerradura, entraron y no vieron nada.-
Fue en ese momento, cuando salían, los tiros rebotaban en el cobertizo alrededor de la puerta, Giachino y García Quiroga no dudaron, salieron igual. Ambos fueron abatidos.-
El capitán Giachino recibió un disparo en la región inguinal derecha y en el glúteo del mismo lado. El teniente García Quiroga un impacto en el brazo izquierdo, tres en el tórax, que pasaron por el costado del chaleco antibalas y un quinto, que pegó en el cortaplumas (Victorinox) que llevaba en un estuche de cuero sobre la ingle derecha. Esto le salvaría la vida al impedir que el impacto se incrustara en la arteria femoral.-
El capitán Giachino llamaba al enfermero, el cabo Urbina era enfermero profesional y me estaba ayudando a recargar los cargadores de nuestras armas. Al escucharlo, tomó el bolso con el botiquín y salió para ayudarlos. Se topó con unos ganzos, se sobresaltó y por un instante quedó al descubierto. En ese momento, un golpe en la cintura lo levantó en el aire. Quedó herido y tirado a pocos metros de Giachino y García Quiroga.-
Cubriéndome como podía, salí en busca de refuerzos, los “VAOS” del grupo principal de desembarco estaban cerca de la casa del gobernador. El tiempo valía oro, los heridos se desangraban.-
Luego de quedar encajados en la turba, por el peso del anfibio, descendimos y fuimos directo al frente de la casa del gobernador. El grupo del capitán Sánchez Sabarot, había llegado desde
“Moody Brook” y nos estaban apoyando. Un “michi” (guardiamarina) que estaba conmigo había apuntado su lanzacohetes a la casa del gobernador. Alcancé a gritarle que no. No podíamos causar bajas. Le dije: mejor apunte al camión que está en la puerta, eso los va a intimidar. Afortunadamente, antes que efectuara el disparo..., vimos un pequeño pañuelo blanco. El gobernador y 42 Royal Marines que lo protegían, habían decidido rendirse. El camión que yo había elegido estaba cargado con minas “antitanque y antipersonal” si lo hubiéramos impactado el daño hubiera sido increíble.-
Eran las 9.15 de la mañana, el gobernador se había rendido. Pasaron tres horas antes que Giachino, García Quiroga y Urbina recibieran atención médica. El capitán Giachino no llegó con vida al hospital de Puerto Argentino. La supervivencia del teniente García Quiroga y del cabo Urbina, merece un libro aparte.”.-
Jamás los olvidaremos
Así finalizó su relato el Suboficial Mayor (BT) Pedro C. López, no fue un simple relato, no estaba conmigo en la entrevista, volvió a caminar por Malvinas, junto a la Patrulla TECHO, sus manos, sus gestos, mostraban la sorpresa, el sigilo, el cansancio, la angustia, la tristeza, el orgullo por sus camaradas y por el deber cumplido.-
Su sencillez y sensibilidad quedó demostrada cuando le pregunté: “ -¿ Es Ud. consiente de la página de historia que escribieron?. ... él respondió: “-sólo cumplimos la tarea para la que siempre nos habíamos preparado.” Esta respuesta habla por sí sola de la grandeza de estos HOMBRES. A ellos todavía le debemos una película, como dije antes..., nos regalaron la historia. ¡ NOS LLENAN DE ORGULLO !!!!!
Por Oscar Filippi
Corresponsal Naval