Bajo el lema “Salvar los juveniles hoy, es salvar la pesca de mañana”, la Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) llama a realizar acciones públicas y privadas para proteger la merluza de menos de 35 cm, equivalente a un filete de menos de 25 cm. Sostienen que no dejar que el recurso crezca es “un mal negocio”, que genera pérdidas de 74 millones de dólares. Instan al gobierno a implementar y controlar el uso de dispositivos de selectividad y a los consumidores a consumir especies alternativas.
Según un informe de Vida Silvestre basado en los últimos datos públicos disponibles, en 2008, el 61% de los ejemplares de merluza desembarcados en puertos correspondió a juveniles. El dato no resulta extraño si se observa que de los 1,2 millones de toneladas de adultos, pasamos a solo 200 mil, en 20 años. “Los juveniles están sosteniendo los que podrían ser los últimos años del negocio de la merluza“, explicó Guillermo Cañete, coordinador del Programa Marino de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
“El sistema pesquero, como todo sistema, tiene una lógica. Dejar crecer los peces, hasta su primera reproducción, antes de retirarlos del agua, debería ser la premisa de cualquier política pesquera sustentable y rentable”, concluyó Cañete.
Pescar juveniles representa un “mal negocio”, es un riesgo para la pesca en el corto plazo y una pérdida de millones de dólares en el presente. Según datos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), un ejemplar juvenil de merluza puede pesar, en promedio, 145 gramos, mientras que el peso de un adulto comienza en los 315 gramos, más del doble. Si se pesca merluza sin utilizar dispositivos de selectividad, solo sobrevive el 48 % al cabo de un año. Pero si se implementan estos recursos para evitar su captura, sobreviviría el 74 %, que podrían duplicar su peso en ese mismo plazo.
Pese al análisis anterior, la protección del “futuro de la pesca”, no parece ser la prioridad de las autoridades del Consejo Federal Pesquero (CFP), quienes, en 2009, dispusieron la suspensión del uso del dispositivo de selectividad que evita la captura de juveniles. A la fecha, la medida continúa suspendida, y estaría prorrogada hasta mayo de este año, momento en el que se cumplirían 450 días sin protección de juveniles. La Fundación Vida Silvestre Argentina presentó un pedido ante el CFP solicitando que se revierta la medida pero, hasta la fecha, no hay respuesta por parte de las autoridades.
Según los últimos datos disponibles del INIDEP, la cantidad de merluza iniciando su vida adulta en 2009 fue de solo 106.837 toneladas, ya que, el año anterior no se aplicaron dispositivos de selectividad. Pero, podría haber sido de 164.895 toneladas, si se hubieran utilizado los dispositivos mencionados. Si traducimos el peso en términos de valor de exportación de filetes, la cantidad de merluza equivaldría a 134 millones de dólares aproximadamente, mientras que si los juveniles se hubieran convertido a adultos, al año siguiente hubiera equivalido a 208 millones de dólares. Esto indica el desperdicio de una gran producción biológica y un valor económico de 74 millones de dólares.
En los próximos dos años, el sector pesquero podría enfrentar un colapso pesquero, advierte la Fundación Vida Silvestre Argentina. “Si continúa la pesca indiscriminada de merluza juvenil, y las condiciones ambientales no favorecen la reproducción de la especie, el negocio pesquero dejaría de ser rentable y enfrentaría el riesgo de extinción”, afirmó Cañete.
“Además de implementar el dispositivo de selectividad en forma inmediata, resulta indispensable reforzar los controles para verificar su utilización efectiva”, enfatiza Diego Moreno, el Director General de Vida Silvestre. El DEJUPA, nombre del dispositivo de selectividad utilizado en la pesca de merluza, fue de aplicación obligatoria desde 2000, pero su uso no fue efectivo por falta de controles durante más de 8 años. “Los controles eficientes son indispensables. Y la información sobre sus resultados debe ser transparente y accesible para todos los ciudadanos, titulares legítimos de los recursos pesqueros”, agregó Moreno.
Consumo Responsable
La Fundación Vida Silvestre Argentina presentó un llamado a los consumidores de pescado en vísperas de Semana Santa, período de mayor consumo de pescado en la Argentina; aunque se espera que el consumo responsable se prolongue todo el año. Proponen evitar el consumo de filetes de merluza de menos de 25 cm, e invitan a optar por especies alternativas, como el mero, el gatuzo, el pez palo, la palometa y el pargo.