LOS TESTIMONIOS

Cazador de Noticias se hizo presente en la convocatoria y recogió las declaraciones de algunos de los participantes.

En primer lugar fueron los adolescentes quienes alzaron su voz. Candela, una de las jóvenes presentes, dijo: “Venimos a pedir justicia para todos”. Por su parte, Agustín, uno de los compañeros de Franco Castro (asesinado en un confuso episodio mientras se dirigía con sus amigos al festejo de San Patricio en la Plaza del Agua), señaló: “no vamos a bajar los brazos. Seguiremos luchando porque queremos que a nadie más le pase lo que le pasó a él”.

Luego, Yasmín se sumó a los demás admitiendo: “la verdad es que lo que le sucedió a Franco nos abrió los ojos a todos y, en consecuencia, buscamos que la gente se comprometa como intentamos hacerlo nosotros”.

A colación, Milagros y Martina reconocieron que esperaban una mayor concurrencia en la marcha, a lo que Nicolás acotó: “queremos que se sepa que necesitamos de la colaboración de todos para tener un país mejor”.

Más adelante, aparecieron las palabras de los familiares de víctimas que desde el dolor trataron de encontrar respuestas en las autoridades:

LIDIA (madre de Pablo Morelli, fallecido en noviembre de 2004)

“A mi hijo lo mató un taxista hace casi seis años y no tuvimos justicia porque dijeron que no había culpables. La señora Martinez Ruiz archivó la causa porque resolvió que no hay elementos suficientes para seguirla. En estos casos deberíamos dejar de hablar de accidentes de tránsito para referirnos a delitos de tránsito. Un accidente ocurre cuando el vehículo tiene un desperfecto o cuando el conductor sufre alguna descompensación. En el caso de mi hijo, el chofer, como servidor público, debería haber prestado más atención y darse cuenta que, por lo menos, tenía que ocuparse de llamar una ambulancia. Pero no; se fue y abandonó a mi hijo que estuvo tirado en la calle durante una hora…”

BEATRIZ (madre de Fabián Fara Castillo, fallecido en abril de 2010)

“Mi hijo murió en manos de un chico de 15 años y sus hermanas. Ahora, el menor está detenido en la alcaldía de menores, pero como dicen que es inimputable, en estos días se estaba por resolver si lo largaban. De todos modos, con los mayores que intervinieron no se hizo justicia; las hermanas de este pibe también son criminales porque fueron las que sostuvieron a mi hijo. Ojalá lo entendiera así la Dra. Di Clemente”.

ORLANDO

“Mi esposa y mi hija murieron en julio de 2004, al ser atropelladas en Calabria y Edison. En la actualidad, la muerte ocasionada en un supuesto accidente de tránsito con participación de un vehiculo del transporte público es directamente caratulada como homicidio culposo. Y es tan benévola la sentencia que no sirve para nada. En mi caso, un chofer de la línea 553 me dejó sin familia”.

Padre de Jesica Carraro (fallecida en marzo de 2009)

“En mi caso, el mayor sospechoso de la muerte de mi hija apareció sin vida debajo de un puente en Cipolletti. Ahora, quedaron otros sospechosos en la lista, pero todavía no hay nada concreto. El fiscal Cubas es quien interviene en la causa”.

Madre de José Hernández F. Padilla (fallecido en septiembre de 2004)

“Mi hijo no sufrió un accidente; fue un asesinato, lisa y llanamente. Él salía de la Facultad de Ingeniería con su bicicleta y cuando se disponía a doblar a Canosa mientra circulaba por Juan B. Justo, lo atropelló camión. De acuerdo a lo que le dijo a su padre en sus últimos momentos, él no lo vio y de repente sintió de atrás un golpe tan fuerte que después no pudo recordar nada más. El conductor que se lo llevó por delante habría doblado sin que abriera el semáforo, y así enganchó a mi hijo, lo arrastró y después le pasó la rueda trasera por encima de la cadera izquierda. Este señor no puede decir que no lo vio porque José medía 1,85 y pesaba 90 kilos. La causa está en veremos. Nadie va preso. Mientras no empiecen a llamar las cosas por su nombre y mientras sigan dejando en libertad a quien merece estar en la cárcel, seguirá pasando lo mismo que hasta ahora”.