En medio del intenso debate en torno al matrimonio homosexual, me pareció interesante aprovechar la ocasión para compartir con ustedes mis argumentos a favor.

Hoy por hoy, en nuestro país, los homosexuales no tienen un régimen jurídico que les permita canalizar su vida de pareja por carriles regulares.

Concretamente, no se pueden heredar entre sí, y, en caso de que se separen, no tienen una regulación de división de bienes, lo cual es evidentemente injusto.

Algunos podrían decir que es la misma situación que los concubinos heterosexuales (quienes tampoco se heredan ni tienen régimen de separación de bienes), frente a lo cual hay que recordar que en ese caso es una opción, ya que esos concubinos pueden elegir entre seguir así o casarse (y aún así hay reclamos para regular jurídicamente el concubinato). Los gays, en cambio, no tienen esa opción…

En algún momento escuché una propuesta tendiente a desplazar del tema la palabra “matrimonio” y utilizar otra expresión (“unión civil”, etc.), lo cual puede ser útil, pero no deja de ser una situación semántica menor.

Lo realmente importante es la desnudez jurídica en que se encuentran los gays; en mi opinión, absolutamente impropia de los tiempos que vivimos.

Piensen, por ejemplo, en dos homosexuales que compran una propiedad con su propio trabajo y esfuerzo y uno de ellos muere. Su parte le corresponde a sus padres, con quienes quizás esté distanciado (posibilidad que siendo gay se incrementa); si no tiene padres, a sus hermanos y así sucesivamente a parientes cada vez más lejanos, mientras que su pareja no recibe nada.

Piensen también en una pareja en la que uno compra una propiedad y después de mucho tiempo de vida en común se separan. El dueño se queda con todo y el otro en la calle. Por ende, la injusticia de estas situaciones es innegable.

Sea matrimonio, unión de hecho, unión civil o como quieran llamarla, el reconocimiento pleno de los derechos civiles de los homosexuales (hoy en la misma situación que la mujer casada hace menos de un siglo) es hoy una asignatura absolutamente impostergable.

ACLARACIÓN: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.