En la mañana de hoy, con profundo pesar y dolor ha partido al reino de los cielos Carlos Alberto Vega, una gran persona que muchos que trabajan en el medio periodístico marplatense han sabido conocer por su honestidad, humildad, perfil bajo y por ser sobre todo “buena gente”.

Carlos, padecía desde hace tiempo una larga enfermedad oncológica y hoy desde el cielo lo llamaron para que siga iluminando con su sabiduría y paz a todas aquellas personas que tuvimos el gusto y el placer de conocerlo.

Carlos Alberto Vega comenzó su trabajo periodístico en el diario La Capital de esta ciudad balnearia y luego ingreso a la Agencia Nacional de Noticias Télam, donde desarrolló su carrera cerca de 25 años donde ocupaba el cargo de Jefe de la corresponsalía, además era un excelente profesor en la escuela de periodismo “DEPORTEA” filial Mar del Plata.

En lo personal tuve el gusto y el placer de trabajar con él solamente dos años (ya que yo anteriormente venía de la corresponsalía de la provincia de Formosa), fue ahí que conocí a un gran colega con muchos principios, una gran capacidad de trabajo pero sobre todo una persona tímida que tenía la inteligencia precisa para hacer un chiste o comentario en el momento justo y oportuno.

A lo largo de estos días, donde todos lo que lo queremos hemos sufrido mucho a su lado viendo su estado de salud, eh recibido por parte de corresponsales de distintas partes de la Argentina y desde Télam Central miles de e-mail, mensajes y llamados dándole fuerzas necesaria para partir en paz y sin sufrimiento alguno.

El pasado domingo, en la Parroquia de la Asunción de la Santísima Virgen, un grupo importante de periodistas nos hicimos presentes para escuchar la misa, que en su honor el padre Marcelo Panebianco brindó hacia él.

Como no recordar y estar triste ante esta gran partida de una colega. Seguramente son muchos los que conocen más de su historia y trayectoria; en mi caso puedo contar miles de anécdotas y coberturas periodísticas corriendo a la presidenta por ejemplo en sus visitas por “la ciudad Feliz”, a funcionarios, turistas, artistas y deportistas o simplemente charlando y contando historias mientras se esperaba la llegada de alguno de los antes mencionados.

El año pasado, justamente el 19 de noviembre cuando él cumplió sus jóvenes 53 años, viajamos a un encuentro de corresponsales de Télam a capital federal, Carlos no pasaba desapercibido porque todo el tiempo era saludado por personal de la redacción, colegas de otras provincias y administrativos de la agencia quienes lo recordarán con mucho afecto – no lo dudo.

Era una persona con una humildad digna de imitar, ya que en una oportunidad y en medio de un encuentro de corresponsales allá por el 2006/2007 un directivo de la agencia dijo: “Existe entre nosotros una persona que ha sido felicitada por su labor en una cobertura” (cosa que es muy difícil que suceda ya que es más habitual que alguien llame pero para reclamar un material o pedir mas datos sobre tal o cual cobertura realizada)..ese mismo directivo pidió que esa persona cuente a los más de 40 periodistas presentes lo sucedido y ÉL, si él, tímidamente se levantó y contó lo sucedido lo que provocó ante los presentes un aplauso que duró por más de 15 minutos.

Ese era Carlos Vega, simple, sencillo pero con una humildad increíble que lo hacia un ser UNICO.

En el año 2008 (hacia solo días de mi llegada a esta ciudad) fuimos juntos a cubrir una edición del Festival del Cine, al entrar al Teatro Auditórium por la alfombra roja que se le coloca a los actores y actrices de fama de nuestro país, miles de fotógrafos tiraban sus flash fotografiándonos; fue ahí que se corrió de mi lado y le dije “Carlos veni no me dejes sola”..él desde lejos solo sonreía y al llegar al final de la escalera me comentó “no te conocen, sos la nueva periodista de Mar del Plata y creen que sos una famosa actriz” (fue un lindo momento de risas compartidas)..seguimos asi, hasta que él mismo se ocupó de contarle a esos fotógrafos “atrevidos” que yo era una colega que trabajaría en la agencia con él.

Carlos, también fue “celestino”..si!, en ese mismo evento me presentó a un ex alumno y a su mujer (Martín Monita y su esposa Jimena Elorsa) quienes desde ese momento fueron mis primeros amigos marplatenses y hoy le estoy más que agradecido porque estas dos personas, no solo lo siguen siendo, sino me han regalado un” hermoso sobrino del corazón”.

Estas son algunas de las lindas anécdotas que hoy en medio de un profundo dolor puedo contarles.

Solo espero y deseo que él desde el cielo siga iluminando con su saber y paz a todos los que quedamos y que lo recordaremos por siempre.

A su esposa Betty, a sus hijos Facundo y Jerónimo, a su madre y sus hermanos Enzo y Fabián mi mas sentido pésame y una brazo fuerte de todo corazón en este momento tan difícil que se atraviesa tras su repentina perdida física de la tierra.