Los pinnípedos –dos machos y una hembra- abandonaron el mar severamente heridos y con algunas patologías a cuestas, hace poco más de tres meses. Tras ser recogidos por miembros de la ONG que funciona y depende del Aquarium Mar del Plata, fueron trasladados a las dependencias de la Fundación, donde se los estabilizó y trató hasta su cura total. Por eso, hoy volvieron a su hábitat natural.

La suelta se realizó sobre las rocas de Punta Mogotes, a pasos de la orilla, lugar en el que se instalaron las jaulas que contenían a los inquietos mamíferos. El primero en salir fue uno de los machos que, sin preámbulos, saltó de la jaula a las piedras y buscó la espuma tan cercana.

A continuación, se abrió la otra jaula y la pareja restante estudió mucho más la situación antes de marchar hacia las olas. Parecía que buscaban entre los asistentes, las caras de quienes los curaron y atendieron durante tantos meses, antes de regresar a casa. Fueron unos pocos instantes: al fin, el macho aprovechó una ola que rompió casi en su nariz y se zambulló, seguido por su compañera.

“Es la primera vez que participó de una acción de esta naturaleza, y qué puedo menos que decir que estoy emocionado como pocas veces en mi vida”, dijo Moreno Ventas, cuando el primer lobo dejaba atrás la rompiente de la orilla”.

A su turno, el titular del Emtur, recordó: “Tal como me sucedió la primera vez que vine hasta el Aquarium a liberar animales, me sentí profundamente conmovido. Y durante mucho tiempo me quedan en la memoria las imágenes de estos animalitos regresando al mar”.

“Repetimos esta escena muchas veces al año y coincido con nuestros visitantes en que siempre la emoción es plena. Por un lado, estamos dejando atrás la tristeza que padecimos al verlos llegar al Aquarium, enfermos a veces; golpeados, a menudo. Y por otro, nos enorgullece observarlos así, sanos y ansiosos por regresar a su medio ambiente. Íntimamente, todos sentimos el cosquilleo de la misión cumplida”, señaló Omar García Melcon, director general del Aquarium.