Lo que el estelar equipo de la temporada pasada no pudo lograr, este Griego de los pibes y unos cojones conmovedores ya lo consiguió: bajar en una definición a Peñarol de Mar del Plata, al que derrotó en Formosa 92 a 88 para quedarse con el Súper 8 por primera vez en su historia y, al mismo tiempo, tomarse desquite de las finales perdidas ante los milrayitas en el Súper 8 del año pasado y en la definición de la Liga Nacional 2009/10.

De paso, como para coronar un fin de año completo y soñado, se clasificó para la próxima Liga Sudamericana y se llevó un cheque por 50 mil pesos, los premios que esperaban en Formosa al monarca del torneo.

Entre Leonardo Gutiérrez, a puro triple, y Martín Leiva, con tres dobles y el dominio de la zona pintada, se robaron el inicio del juego: Peñarol sentaba supremacía y marcaba los ritmos, ante un Atenas que la remaba desde abajo. Para colmo, después se inspiró Lamonte y, combinado con “Leo”, pusieron a los milrayitas arriba por 9 (23-14).

Todo cambió definitivamente con el ingreso de Miguel Gerlero, que entró a morder en defensa, su especialidad, pero se transformó en el hombre clave del primer tiempo.

El riotercerense entró con la mano caliente, acortó la brecha en el cierre del primer cuarto y, aunque los marplatenses volvieron a distanciarse a 9 (32-23), Gerlero era el hombre orquesta: metió 12 puntos seguidos para su equipo, con tres triples consecutivos, y el Griego completó un parcial de 21-7 para tomar la máxima de 5 (44-39) antes de irse al descanso ganando 47-44.

Gerlero le dio la máxima al verde (56-46) y, tocado en su orgullo, Peñarol reaccionó con las corajeadas de Lamonte (hizo 11 en el cuarto y llevó su cuenta a 21) y una gran defensa.

Para colmo, el cordobés Facundo Campazzo hizo salir de las casillas a Lábaque y casi se arma el revoleo de golpes entre los dos equipos.

Los milrayitas metieron siete puntos seguidos y limaron a uno (61-60), para pasar después arriba 67-66 con un triple de Campazzo.

Si hacía falta corazón para salir, entre Lábaque y Greg Lewis (hizo otro partidazo) se pusieron el equipo en la espalda, clavaron un 10-0 entre los dos y pasaron a dominar psicológicamente el cierre.

Gutiérrez y Lamonte largaron las estocadas de Peñarol y todo comenzó a definirse desde la línea de libres: fue hasta que Williams metió uno y estiró a cuatro (89-85) para quebrar al múltiple campeón y dejar abierto el grifo de un cierre a toda orquesta, con unos cuantos robos y rebotes fundamentales.

El mismo Williams, de contra, se fue solito y la enterró hasta el codo para que sus compañeros se revolcaran de la felicidad.

Fue acaso una metáfora de la contundencia y la determinación con que Atenas afrontó este Súper 8, cuya copa viaja a Córdoba por primera vez.
Fuente:La Voz del Interior