Su construcción, gracias a un convenio entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNAE) y la NASA, requirió una inversión de 320 millones u$s. Proveerá mesualmente un mapa mundial de la salinidad superficial del mar.
El satélite argentino SAC-D Aquarius puesto en órbita desde Estados Unidos es un observatorio espacial para el océano, el clima y el medio ambiente, que combina tecnologías para la observación de la Tierra y puede aportar datos sobre el cambio climático.
La construcción del artefacto requirió una inversión de 320 millones de dólares y fue posible gracias a un convenio entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CNAE) y la NASA, a través del Centro Goddard y el Jet Propulsion Laboratory.
Tiene un peso de 1.400 kilogramos, 2,7 metros de diámetro, 7 metros de largo con la antena Aquarius desplegada, 1.443 watts de potencia y una velocidad en órbita de 28.000 kilómetros por hora.
El satélite cuenta con ocho instrumentos -cinco de los cuales fueron desarrollados en el país- que miden salinidad y temperatura superficial del mar, velocidad de los vientos, concentración de hielos, detección de buques para control de recursos pesqueros, incendios y volcanes.
El Aquarius es la pieza principal de este sistema de monitoreo y fue entregado por la NASA. Todos los meses proveerá un mapa mundial de la salinidad superficial del mar.
La NASA preparará mapas mensuales para detallar los cambios en los niveles de sal a lo largo de tres años. Los científicos confían en que los datos les ayudarán a pronosticar mejor los futuros cambios climáticos y los fenómenos de corto plazo como las corrientes de El Niño y La Niña.
Tiene, además, contribuciones de otras agencias como la Agenzia Spaziale Italiana, el Centre National d“Etudes Spatiales de Francia, la Canadian Space Agency de Canadá y el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais de Brasil.
El SAC-D medirá el efecto de la radiación cósmica sobre componentes electrónicos con el satélite Carmen, aportado por Francia, y hará perfiles atmosféricos de temperaturas junto con el satélite Rosa, que llegará desde Italia.
También deberá identificar los puntos calientes en la superficie del suelo, con el propósito de colaborar en la elaboración de una cartografía de riesgo de incendios así como realizar mediciones de humedad del suelo para prevenir, mediante alertas tempranas, inundaciones y otras catástrofes.
El satélite estará a 657 kilómetros de altura con una órbita polar que barre la Argentina de norte a sur.
Los técnicos argentinos estimaron que tendrá una vida útil de al menos cinco años y podrá dar 14 vueltas diarias alrededor de la Tierra.