La Iglesia Catedral fue el espacio donde se congregaron un centenar de catequistas. En la misa presidida por Monseñor Antonio Marino, 150 agentes pastorales recibieron de manos del Obispo de Mar del Plata su certificado de finalización del curso de iniciación cristiana que fue organizado por el CEDIER y el Secretariado Diocesano de Catequesis.
En la misa concelebraron los presbíteros Pablo Etchepareborda como presidente de la mencionada institución educativa y Alejandro Martínez como asesor del secretariado.
Monseñor Marino en su homilía consideró a la catequesis como una tarea primordial e la Iglesia y dijo que consistía “en esa tarea de resonancia del mensaje de Jesús en el corazón de los hombres. La palabra es de origen griego y se vincula con un verbo que significa hacer eco, hacer resonar. Que el mensaje de Jesús encuentre eco en el corazón del hombre. Pero también el catequista debe estar atento a los ecos que despiertan las palabras que empleamos en la catequesis, a los condicionamientos actuales de la sociedad en la que vivimos, qué significan las palabras de Jesús en las situaciones concretas, en los problemas, las tentaciones, los valores y los desvalores de los cuales está sumergido, el niño, el joven, el adulto que recibe el mensaje”.
El Obispo de Mar del Plata consideró a los catequistas como “privilegiados” por la tarea que realizan y les expresó, “están llamados a un verdadero ministerio”. Luego diferenció, “lejos de oponer catequesis conceptual, catequesis vivencial; debemos integrar estos dos aspectos. Una catequesis que no tiene contenidos, que se retienen en la memoria, es una catequesis que se apoya en un vago vacío, de sentimientos. Pero viceversa, conceptos muy ordenados que no han tocado el núcleo más profundo de la persona, que no la mueven, que no la comprometen a un encuentro único, personal, personalizante, no ha alcanzado la finalidad de la catequesis”. “Tarea que exige siempre reflexión, compartir la experiencia de otros, fidelidad a las orientaciones del magisterio”, detalló el Obispo.
Por último el pastor de la Iglesia Católica afirmó “mi presencia como obispo esta tarde entre ustedes, es una presencia de aliento, de ayudar a la toma de conciencia de lo grande que la Iglesia les confía. Cada catequista tiene que estar en condiciones de decir, ´mi doctrina no es mía sino la de aquel que me envió´ como decía San Pablo, no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo crucificado, camino, verdad y vida”.
Al finalizar la Santa Misa, el Presbítero Pablo Etchepareborda agradeció la presencia del Obispo en la misa, y expresó “usted es el primer catequista. Su presencia nos llena el corazón”. Posteriormente Monseñor Marino entregó a cada uno de los participantes del itinerario formativo, su certificado de asistencia que fue recibido con mucha alegría por los presentes. Luego se compartió, en un cálido clima de fraternidad, un ágape en el CEDIER en el que algunos de los asistentes brindaron su testimonio y evaluación del itinerario realizado.