Así se expresó el juez Eugenio Zafaroni quien en los 90 fue constituyente y diputado porteño por el Frente Grande. Y admite que le interesaría volver “a la política” “si hay algo concreto que hacer, algo útil”.
Y bromea: “Yo no me alejé de la política, desapareció mi partido”, dice. Pero rechaza de plano los rumores que, hasta el cierre de listas, hablaban de una posible candidatura suya por el kirchnerismo. “No sé de dónde salieron, no hubo nada”, subraya. Y sobre la polémica abierta por los dichos de Fito Páez sobre los porteños y su voto a Mauricio Macri, sólo acota: “los porteños tenemos una opinión política muy mutable, porque siendo el centro político y económico del país, la ciudad es muy susceptible a toda propaganda”. De eso habló el juez de la Corte Suprema de la Nación con EL DIA, en su visita al diario. Aquí se publican los tramos salientes de la entrevista.
¿Está trabajando en un proyecto de reforma constitucional como trascendió en las últimas semanas?
“Hace 20 años que sostengo que el sistema presidencialista no nos lleva por buen camino y que, a la larga, vamos a tener que ir a un gobierno parlamentario. Pero no estoy trabajando en ningún proyecto. Primero, para que sea viable, se necesitaría un gran acuerdo de partidos y después, para trabajarlo técnicamente se necesita un equipo. Creo que si se decidiese avanzar en un momento como éste en donde no hay una crisis política, sería interesante, se podría hacer con más calma. Y llegado el caso, me gustaría hacer aportes”.
¿Qué sistemas parlamentarios que rigen en el mundo podrían aplicarse en el país?
“El modelo alemán es interesante, es un sistema federal. También se podría tomar algo del modelo suizo. Hay que verlos y cómo podemos adaptarlos a nuestro federalismo”.
Se suele sostener que, como las mayorías legislativas eligen al primer ministro, en ese sistema se diluye la independencia del Poder Ejecutivo...
“Eso no es una dificultad. Por el contrario, el Ejecutivo pasa a depender del Legislativo y ésa es la clave. Es sano. Me preocupa evitar un nuevo 2001. Crisis políticas vamos a tener y la clave es evitar que una crisis política se convierta en crisis del sistema. Para un gobierno parlamentario, la crisis política es un episodio normal. Se desdibuja el Ejecutivo, es cierto, queda sometido al Legislativo, lo cual tiene muchas ventajas”.
¿Y cuáles son las falencias del régimen presidencialista?
“El Ejecutivo muy rara vez tiene mayoría en el Parlamento, y eso genera inconvenientes en el funcionamiento, tiene que negociar, negocio que a veces no se ve claro, suena a Banelco. O puede pasar algo peor: que se empiece a legislar por decreto de necesidad y urgencia, con lo cual se subestima totalmente al Congreso. Por otra parte, ahora cualquiera que se cree ministeriable no quiere ser diputado porque está convencido de que es una función subalterna. Y el Ejecutivo se preocupa de que a las cámaras no vayan los mejores sino los más confiables. Y todo eso genera vicios de funcionamiento. Me parece mucho más sano que quien gobierne tenga siempre mayoría en el Congreso y cuando la pierda, deje de gobernar”.
Los argentinos en materia de cultura política, ¿estamos maduros para un cambio de estas características?
“Sí, estamos en mejores condiciones que cuando lo hicieron los europeos. Pero además, se termina el tema de la reelección e iríamos a un gobierno parlamentario con controles más fuertes y poderes limitados”.
Qué importancia le asigna a la Justicia como parte de la problemática de la seguridad?
“Poca. La seguridad depende fundamentalmente de una programación, de una prevención bien hecha, de un diagnóstico de la violencia y de la estructura policial. El problema es seguir manteniendo un modelo de policía de ocupación territorial, porque no es la policía sola la que hace prevención, es la policía con la gente. Si no hay gente dispuesta a testimoniar, a dar información, es muy difícil hacer una prevención. Se necesita un vínculo muy estrecho”.
¿Ud. no cree entonces en estos desembarcos de fuerzas que cada tanto se producen en algunas regiones?
“Eventualmente, puede ser. El caso de la capital federal es interesante. Soy partidario de pluralizar las fuerzas policiales porque se controlan entre ellas. Hay una línea de cooperación que baja Estados Unidos para los países latinoamericanos que es tener policías únicas, y siempre digo que hay que hacer los que ellos hacen y no lo que nos dicen: ellos tienen 2.400 policías y por algo las tienen. Por eso, a la larga, lo que va a pasar en la Provincia es la disolución de la Policía, no queda otra. ¿A quién le pide seguridad la gente?: a la manifestación terciaria del Estado que tiene ahí adelante, que es el intendente. Hay que pasarle a los municipios la policía de calle y mantener centralizada la investigación criminal”.
¿Hablamos entonces de una policía comunal que sea conducida por el intendente y con recursos propios?
“Sí, aunque por supuesto que la Provincia debería transferirles a los municipios los recursos que invierte en la Policía. Seamos realistas: los intendentes del gran Buenos Aires, ¿son intendentes o gobernadores? Un municipio con 2 millones de habitantes no es un municipio. Entonces, démosles esta herramienta. A la larga se va a llegar a eso, que posibilite mayor cercanía de la gente con la policía. No queda otra solución”.