Comenzó en ese país la conmemoración por los 50 años del Muro de Berlín con una serie de eventos en los que participaron la canciller Angela Merkel y el presidente Christian Wulff. “Recuerdo el horror que desató también en mi familia”, afirmó la primer ministro.
Las autoridades de Alemania, encabezadas por el presidente Christian Wulff, rindieron hoy un homenaje a las personas muertas en el muro de Berlín, en un acto para conmemorar el cincuentenario de su construcción. “No podemos olvidar el 13 de agosto de 1961 y el dolor que trajo sobre millones de personas”, dijo Merkel en su discurso.
El acto se celebró en la Bernauerstrasse, una de las calles atravesadas por el muro y donde quedan restos de él, alrededor de los cuales se creó un centro de documentación y conmemoración.
El lugar, a diferencia de otros por donde pasaba el muro como la Puerta de Brandeburgo o la Postdamerplatz, está lejos del actual centro del Berlín, pero adquirió un carácter emblemático que, además, se refuerza por haber sido el lugar en el que se produjo la primera muerte relacionada con el muro.
En su discurso, Wulff recordó ese hecho.“La primera víctima mortal fue Ida Siekmann el 22 de agosto de 1961”, dijo. “Ella quiso saltar hacia la libertad aquí, en la Bernauerstrasse, desde el tercer piso”, añadió el presidente. En los otros discursos se mencionó el destino de otras personas desde la segunda víctima del Muro, que fue muerto a tiros dos días después de la muerte de Siekmann, hasta Chris Guefroy, que falleció el 6 de febrero de 1989 cuando intentaba huir de la RDA.
En total, como lo recordaron tanto Wulff como los otros oradores de hoy, por lo menos 136 personas murieron cuando trataban de escapar hacia Berlín Occidental. Sin embargo, para Wulff los muertos no son las únicas víctimas del muro. “Detrás de ellas, había millones de personas que tuvieron que renunciar a una vida en libertad”, dijo el presidente.
Wulff, de origen cristiano-demócrata, aprovechó para hacer un ajuste de cuentas con aquellos que durante los años de la división de Alemania, desde occidente, se resignaron a que el muro existiera.
“Los sandinistas en Nicaragua recibieron de algunos sectores más solidaridad que los ciudadanos oprimidos de la RDA”, señaló Wulff.
El acto había estado precedido por una polémica en torno a unas declaraciones de la presidenta del partido La Izquierda quien afirmó que la construcción del muro había sido una consecuencia de la agresión de la Alemania nazi contra la Unión Soviética. Esas declaraciones llamaron a las barricadas a políticos conservadores que las vieron como prueba de que La Izquierda -agrupación resultante de la fusión entre los postcomunistas del Partido del Socialismo Democrático (PDS) y disidentes socialdemócrata- seguía representando el pensamiento dictatorial de la RDA.
Algunos además habían llamado al alcalde gobernador de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, a que rompiese la coalición que mantiene con La Izquierda. Wowereit, como era de esperarse, no llegó a ese extremo pero, en su intervención en el acto, condenó indirectamente las declaraciones anteriores. “Es horrible que hoy haya quienes siguen creyendo que hubo buenas razones para construir el muro”, dijo Wowereit.
A unos cientos kilómetros de la Bernauerstrasse, en Rostock (noreste del país), La Izquierda inició un congreso regional con un minuto de silencio por los muertos del muro de Berlín. El 13 de agosto de 1961 comenzó la construcción del muro de Berlín por orden de la cúpula de la RDA, presidida por Walter Ubrich. Pocas semanas antes, el presidente había declarado ante la prensa internacional, en una frase que se volvió célebre “nadie tiene la intención de construir un muro”.