El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata dio comienzo a su vigésima sexta edición con la coproducción argentino-alemana-holandesa-chilena “Vivan las antípodas”, un documental del realizador ruso Viktor Kossakovksy que une los puntos opuestos del globo terráqueo y que fue muy bien recibido por el público.
La gala de apertura de la muestra marplatense, que por primera vez en su historia es organizada por un consorcio público que asocia a la ciudad atlántica con la provincia de Buenos Aires, arrancó cerca de las 20 de ayer con la presencia de la presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), Liliana Mazure, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
También tomaron parte de la apertura oficial del festival el intendente de General Pueyrredon, Gustavo Pulti; el presidente del Instituto Cultural de Buenos Aires, Juan Carlos D´Amico, y el presidente del festival, José Martínez Suárez.
Los invitados a la gala de apertura transitaron por una alfombra roja que cruzó parte de la rambla marplatense y unió el Hotel Provincial (epicentro del encuentro) y la sala Astor Piazzolla del Auditorium (principal escenario de las proyecciones del certamen) para dar inicio a una apertura que no derrochó glamour ni grandes estrellas pero que se desarrolló en un clima agradable.
A partir de anoche y hasta el próximo domingo 13, Mar del Plata se convertirá en la máxima referencia cinematográfica del país, con la proyección de más de 300 películas en cinco competencias oficiales entre largos y cortometrajes internacionales, latinoamericanos y argentinos, retrospectivas, homenajes y panoramas.
“Mar del Plata es quien mejor puede producir el festival de su ciudad”, aseguró Mazure al saludar la conformación del consorcio público que se hace cargo este año de la producción integral de la muestra, quedando a cargo del Instituto de Cine los contenidos de la programación.
La presidenta del Incaa señaló también que “venimos trabajando desde hace años en políticas públicas federales intentando abarcar todas las ciudades y los realizadores del país y la nueva organización que asume el festival va en este sentido”.
En el tramo más político de su presentación, Mazure recordó la IV Cumbre de las Américas, que se desarrolló en esta ciudad el 4 y 5 de noviembre de 2005 y en la que presidentes de América Latina pusieron un freno a los intentos de Estados Unidos de extender el Área de Libre Comercio ALCA a la región.
“Coincide esta apertura con noviembre de 2005 en que dijimos ´no al ALCA´ conducidos por nuestro querido presidente Néstor Kirchner y que marcó la profundización de la integración regional y de la lucha por expresar nuestra identidad”, remarcó Mazure.
Por su parte, Scioli destacó la “gran expectativa que genera un movimiento artístico, cultural, económico y productivo como es un festival de cine” y destacó la capacidad de Mar del Plata para realizarlo.
El gobernador resaltó también que la provincia de Buenos Aires multiplicó por 11 las producciones audiovisuales durante este año, “convirtiendo a la provincia en un set natural de filmación”.
Al hacer uso de la palabra el presidente del festival, José Martínez Suárez, solamente dijo: “Bienvenidos, muchas gracias, que tengamos suerte”.
Luego de las palabras de los funcionarios y de una breve performance musical del grupo Los Amados, arrancó la proyección de “Vivan las antípodas”, un encantador documental en el que el ruso Kossakovsky une los puntos más antagónicos de la Tierra en un extraño documental que rescata particularidades geográficas, humanas y culturales.
Así quedan unidos un paraje ribereño de Entre Ríos, decorado con dos personajes de una gracia y una sabiduría infinitas, con la locura urbana de Shangai, la lava de un volcán de Hawai con la textura de la piel de un elefante del poblado selvático de Kubu en Bostwana o el sur de Chile con el lago Baikal de Rusia.
La Competencia Internacional del certamen continúa este domingo con la premiere mundial de “Graba”, tercer filme del realizador argentino Sergio Mazza (“El Amarillo” y “Gallero”), que en este caso prefiere el contexto urbano de París a los paisajes rurales de sus películas anteriores y que tiene a Belén Blanco como protagonista.