Según una alta fuente el martes próximo se realizará el peritaje que podría llegar a poner punto final al misterio que conmueve al país. Concretamente, las evidencias serán cargadas en el Secuenciador de ADN de la Policía Bonaerense, las que serán cotejadas con las muestras de sangre que fueron tomadas a una decena de personas, entre ellas parientes y vecinos del chico que fue asesinado el lunes pasado en su casa de 27 entre 46 y 48, en Miramar.

Gastón había festejado su cumpleaños el domingo 20 de noviembre. Al otro día, cuando se despertó, supuestamente ya estaba el homicida en la casa. La mamá declaró que esa mañana salió alrededor de las 9.30 y, primero, fue a tomar unos mates con una amiga en un local de Miramar y, antes de regresar a su casa, pasó por un almacén ubicado a 20 metros de su vivienda, donde compró el pan. El padre, Carlos, estaba trabajando, mientras que su hermana adolescente se encontraba en el colegio.

El homicida -aunque cabe aclarar que aún no se sabe si hubo cómplices- sorprendió al nene cuando aún estaba en la habitación. El menor tenía la ropa que había utilizado para dormir: una remera y calzoncillos. De acuerdo al informe forense, habría resistido el ataque, incluso arrancándole algunos cabellos al asesino, quien le dio un brutal golpe en el rostro con la maza, que estaba en la casa y que era una de las herramientas del padre.

El menor no murió por ese golpe, aunque sí perdió parcialmente el conocimiento, quedando indefenso. El asesino tomó una media de toalla, del tipo que se usan para practicar deportes, y le envolvió el cuello, apretando con tal fuerza que lo asfixió. Ese tipo de muerte, según contó un médico forense que fue consultado para esta crónica, se produce en no menos de cuatro minutos de compresión de las vías respiratorias. La data de la muerte, el forense la ubica entre las 9 y las 10.30.

Aún no se sabe si antes o después de matar al menor, el asesino -y su cómplice, si es que lo hubo- revolvió una de las habitaciones, robó unos 400 pesos, sacó de su lugar un pequeño televisor, el que no se llevó, para luego escapar sin ser visto por ningún vecino.

Pese a que el robo efectivamente existió, el fiscal Rodolfo Moure, a cargo de la causa, ni los sabuesos policiales que trabajan en el caso están convencidos de que ese fue el móvil del crimen. Si bien no descartan ninguna hipótesis por el momento, por la mecánica del ataque, sospechan que el hurto pudo haber sido cometido para desviar la investigación.

Además, los investigadores están desconcertados por ciertas reacciones de algunos allegados. Puntualmente, hay relatos que fueron aportados a la causa, en los que los horarios que aseguran los testigos haber visto movimientos, no son coincidentes con lo que relataron las personas mencionadas. Sin entrar en detalles para no entorpecer la investigación, un vocero comentó: “No estamos hablando de 15 minutos, lo que puede ser claramente una confusión, sino de al menos 45 minutos. Parece que hay hechos que existieron, que los testigos lo contaron correctamente, pero atrasando el reloj intencionalmente”.

En la escena del crimen, los peritos de la Policía Científica han hallado varias muestras que contienen células epiteliales, al igual que en la maza que fue arrojada en una casa vecina. Lo que tienen que determinar, en forma fehaciente, es cuáles de esas descamaciones de piel pertenecen a habitantes de la vivienda o bien son producto de la contaminación del lugar, lo que ocurrió cuando los familiares, y algunos vecinos, intentaron reanimar al menor, en una actitud absolutamente comprensible y producto de la desesperación.

Carlos, el papá de Gastón, tiene 59 años y es carpintero. Además de los hijos con la mamá del menor asesinado, tiene otros hijos producto de su anterior relación. Algunos de esos hijos participaron de la marcha que se realizó el lunes del asesinato en el centro de Miramar.

Los cotejos finales de ADN están previstos para el martes próximo, debido a que primero el fiscal decidió notificar a todas las partes, para evitar futuros planteos de nulidades. Además de los familiares y algunos vecinos, se le extrajo sangre a dos primos, de apellido Basualdo, quienes habían sido demorados en primer momento, y después liberados, cuando al llegar a la escena del crimen, los policías hallaron una huella en el fondo de la vivienda, lo que hizo pensar que ese pudo haber sido el lugar de escape de los homicidas. Ahora, cabe aclararlo, esa posibilidad no es tomada como la más probable.

Además, los peritos siguen trabajando para tratar de encontrar al dueño de las 6 huellas dactilares halladas en el televisor que fue sacado del lugar en el momento del crimen. Pese a que fueron cargadas al sistema Afis (que registra las huellas de todas las personas con antecedentes) hasta el momento no han logrado hacerlo.

Esa situación, además de algunos testimonios que han sido recibidos con reserva de identidad, han hecho sospechar a los investigadores que si bien el robo existió, el autor ingresó a la casa con el plan asesino. Por alguna razón hasta ahora desconocida, habría decidido matar al nene, para luego robar e intentar engañar a los pesquisas.
Fuente: Diario Popular