De acuerdo a lo expuesto en el documento por los profesionales, la mayoría de los chicos que contrajeron la enfermedad son menores de dos meses, carecen de la inmunización recomendada por el calendario sanitario y tienen padres jóvenes, de entre 16 y 21 años.

Al respecto, el médico pediatra Jorge Villegas (MP 91838) destacó que “conocer la enfermedad nos ayudará y nos dará elementos para actuar en consecuencia y prevenir”.

El profesional definió a la tos convulsa como “una enfermedad infecciosa aguda de las vías aéreas, altamente contagiosa, cuyo principal agente causal es Bordetella pertussis”.

Y continuó: “a pesar del uso masivo de la vacuna, se ha informado mundialmente su resurgencia, aun en poblaciones con alta cobertura de vacunación, con un cambio en el perfil epidemiológico”.

Asimismo, especificó: “al grupo de alto riesgo, constituido por menores de un año de edad, se han sumado escolares, adolescentes y adultos jóvenes, que actuarían como reservorio y agentes de transmisión de la enfermedad a través de las secreciones respiratorias”.

En idéntico sentido, acotó: “el contagio se produce en forma directa de persona a persona y se intensifica si la exposición con el infectado es prolongada y estrecha”.

Para el especialista, el brote se debe a varios motivos, entre ellos, ”el incumplimiento de la vacunación obligatoria (el 95% es la cobertura mínima de vacunación recomendada por la OMS), la sospecha de variantes de la cepa de Bordetella Pertussis no incluidas en las vacunas y el subdiagnóstico de adolescentes y adultos que permitiría la circulación de la enfermedad“.

Sin embargo, a colación, destacó: “no debemos olvidar que la inmunidad dada por las vacunas declina a partir de los cinco años de aplicada y que, a partir de 2010, se introdujo a los 11 años con carácter obligatorio la vacuna Triple Bacteriana Acelular, que actúa contra tétanos, difteria y tos convulsa”.

Luego, acerca de los síntomas que presenta el coqueluche, el Dr. Villegas respondió: “esta enfermedad tiene una sintomatología que varía desde una forma leve hasta formas severas; la gravedad depende de la edad de los pacientes y del esquema de vacunación que posean”.

A colación, sobre los síntomas, el médico detalló: “clínicamente, la enfermedad posee una fase catarral que dura entre 7 y 14 días y que se caracteriza por una tos paroxística a predominio nocturno”.

Con respecto a cómo afecta a los recién nacidos, indicó: “en los lactantes pequeños se puede manifestar con apneas y cianosis (periodos pequeños sin respiración y color azulado de la piel)”.

“A esta etapa – añadió - le sigue una fase paroxística caracterizada por accesos repetidos y violentos de tos, que dura de 1 a 6 semanas; y, por último, aparece un periodo de convalecencia con disminución gradual y progresiva de los accesos de tos, que se extiende por dos o tres semanas”.

En tanto, poco después, consultado sobre los riesgos en pacientes adultos, puntualizó: “un problema que vemos es que los síntomas son más leves, ya que sólo se observar tos seca persistente (más de 14 días)”.

Y advirtió: “esto hace difícil la detección de la enfermedad y, por ende, acentúa las probabilidades de contagio”.

Por último, cabe destacar que desde el Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires - IX Distrito señalaron que las herramientas más eficaces para la prevención de la tos convulsa son:

- controlar el esquema de vacunación en todas las consultas al hospital o centros de salud, ya sean municipales o privados
- incrementar la difusión de dosis de vacuna Triple Bacteriana Acelular a los 11 años
- vacunar a todos los convivientes (madre, padre) o cuidadores de menores de un año
- evaluar la vacunación Triple Bacteriana Acelular en el último trimestre de embarazo
- evitar la exposición de niños menores de un año a reuniones
- consultar a los centros de salud públicos o privados ante la sospecha de tos convulsa e intensificar la vigilancia de la enfermedad.