En declaraciones a Cazador de Noticias, el comunicador indicó: “en primer lugar hay que considerar que el tema se ha vuelto excluyente”. “Después de un rumor más o menos cierto que advirtió de esta posibilidad en la última semana, daba la sensación de que las cosas se habían normalizado y de que solamente se había tratado de un amague de intervención o expropiación”, comentó.

“Sin embargo – dijo a colación – nos encontramos con que, cuando parecía que las aguas volvían a su cauce normal, la Presidenta hace estallar esta bomba, que, bajo la forma de noticia, ocupó todas las portadas y todas las pantallas de una buena parte del mundo”.

De todas maneras, poco después, Melgarejo reflexionó: “en lo particular no creo que éste sea un ataque contra los españoles. Pero ellos lo sienten así porque, pese a que Repsol es una empresa privada que como tal intenta hacer su negocio, se ha convertido en el buque insignia de esta nación”.

Y reiteró al respecto: “es desde ese lugar que el ciudadano se siente golpeado y percibe esta decisión como una verdadera locura; más aún cuando España está tan mal, en una situación catastrófica a punto del salvataje”.

“Es decir – analizó – aunque no está formalmente intervenida lo está virtualmente, pues Merkel y Sarkozy le han dicho a Rajoy donde debe recortar, y aún así no se luz al final del túnel”.

Asimismo, retomando el tópico que dio origen a la entrevista, Melgarejo expresó: “entiendo que YPF es la punta del iceberg porque dudo que las intenciones de Cristina Fernández de Kirchner y su gobierno terminen allí”.

Y continuó: “creo que no se trata de un tema puntual, sobre todo porque su gestión fue ratificada en las elecciones y, al parecer, no necesita un mayor rédito popular”.

“Por eso – prosiguió – creo que es una decisión criticable, al menos desde el punto de vista de las formas, pues le han dado la orden a los actuales directivos de que recojan sus cosas, abandonen sus oficina y que no volvieran porque no los iban dejar entrar”. “Es algo muy doloroso que te digan algo así”, remarcó el periodista.

En consecuencia, a continuación, remarcó: “más allá de que pueda catalogarse a estas medidas como arbitrarias y populistas, lo que más me preocupa es su final impredecible, ya que la expropiación se dará sin problemas pero después el Estado deberá pagar una cifra millonaria que no sé si está en condiciones de pagar”.

“Otra de las cosas que espero – resaltó – es que la reprimenda de los españoles tenga un curso empresarial y no pase al terreno diplomático, sobre todo para preservar la familiaridad y la reciprocidad que ha unido a estas naciones a lo largo de la historia”.

Al finalizar, en tanto, disparó: “todo esto me hizo pensar que prefiero una Argentina más cerca de Brasil que de Venezuela”.