El ex concejal Guillermo Schtrumpf, convertido en una especie de vocero de los manifestantes, indicó que “ahora vamos a seguir manifestando y tratando de lograr tocarle el corazón al Obispo para ver si logramos que si desde el Obispado entienden, ahora que van ser los dueños del Patronato, puedan seguir haciéndolo funcionar”.

También se hizo presente el concejal radical, Mario Rodríguez, quien manifestó que “mi presencia es para apoyar este justo reclamo, y tratar que la comunidad se anoticie de lo que está pasando.. Hoy lamentablemente somos unos pocos los que hasta aquí hemos llegado”, reconociendo que “no hay la suficiente información, ni compromiso con una institución que tiene años en la ciudad. Hay que difundir la iniciativa que se reabra”

Rodríguez afirmó que “nuestra idea es instalar la cuestión en el propio Concejo. Es más, invitar a quienes se ven perjudicados por este cierre, que se lleguen al HCD y expongan sobre la situación”.

Juan Carlos, uno de los papás presentes mostró su bronca ya que luego “ de diversas reuniones llevadas a cabo por representantes del municipio con los propietarios del patronato en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las mismas arrojaron un saldo negativo, ya que se ha tomado conocimiento de que en el edificio que era utilizado y que fue construido para albergar a cientos de chicos de nuestra ciudad ahora se transformará en oficinas administrativas y se llevaran adelante tareas pastorales de la iglesia”.

Es dable recordar que el Patronato de la Infancia en sus mas de ocho décadas de vida en Mar del Plata ha albergado a miles de niños y niñas, en otros años en carácter de pupilos, es decir que vivían allí de lunes a viernes, y a quienes concurrían diariamente desde la mañana a la tarde, a los que se denominaba medio pupilos.

Otros papás señalaron que “La importante tarea que realizó hasta diciembre del año pasado la institución y el personal que allí desarrollaba sus tareas llamadas cariñosamente “tías” por los chicos, consistía en llevarlos a las escuelas del barrio y/o al jardín de infantes, darles desayuno, almuerzo y merienda, además de apoyo escolar, deportes y actividades culturales y juegos, en general los chicos que concurrían al patronato pertenecían a familias humildes, muchas veces madres solas que tenían que trabajar para poder criar a sus hijos con la seguridad de que los dejaban en un lugar donde eran tratados con calidez y cariño“
Fuente:Miguel Avellaneda