“Desde lo que es nuestra propuesta de política gremial hemos retomado algunas actividades que necesitábamos poner en valor. En principio, comenzamos con organizar la fiesta del Día del Niño en la que entregamos más de 450 regalos a chicos de distintas edades”, explicó el dirigente gremial.

Sin embargo, también resaltó que lo “más importante” fue “la discusión del tema salarial”. Al respecto, citó que “venimos con la mayoría de las empresas, cerrando el incremento anual en un 30%. Hay algunas excepciones donde llegamos al 34%, como también un poco más. Igualmente, nos falta hablar con EDEA”.

Números que, lógicamente, fueron por demás satisfactorios de acuerdo a las expectativas iniciales. “Logramos los que nos propusimos”, dijo, para luego recordar que “en los últimos años nos hemos manejado con acuerdos de carácter parcial, a veces trimestral y semestralmente, lo que genera un gran desgaste, porque tenés que discutir todo el año”. Criterio que le bastó para enfatizar que “es una pelea por mantener el salario ante el proceso inflacionario”.

Hoy en día, si bien el promedio del salario de un ingresante ronda los $5.000, el trabajador cuenta con un salario compuesto que tiene efecto de “cascada”, a pesar de que cada empresa, por alguna razón, disponga por su parte lo que quiere pagar. “Antes eran universales, ahora no, el acuerdo es con la empresa”, recordó.

En ese marco, comentó que “los básicos varían de la categoría 1 a la 18, de acuerdo a nuestra Convención Colectiva de Trabajo del año 75”, para posteriormente hacer foco en el “salario bruto” que “parte del básico pero luego tiene otros ítems, como título, antigüedad, si trabaja en horarios rotativos, entonces tiene un 44% más de salario que un administrativo, técnico o lo que sea, que trabaja de lunes a viernes durante el transcurso de 7 horas”.

Actualmente, con EDEA mantienen un problema porque existe un retraso en el ingreso de personal. “Es de por lo menos 60 trabajadores, un porcentaje altísimo. Es una empresa multinacional que no cumple con la Ley. Hay que entender que, el servicio eléctrico que tiene Mar del Plata, en la década del 70 tenía 1.100 trabajadores y hoy, en la ciudad, no supera los 350 como máximo en relación de dependencia. Tiene muchos subcontratados, una mecánica que tienen prohibida para ocupar los lugares neurálgicos. Sin embargo, lo siguen realizando”, apuntó dejando en claro la “reticencia para incorporar personal”.

La repotenciación de la Central 9 de Julio:

Rigane volvió a pedir por la repotenciación de la Central 9 de Julio, viejo anhelo de la ciudad de Mar del Plata. Factor clave para impedir que nuevos cortes de luz azoten a la ciudad.

“Este verano van a faltar megavatios y seguramente si no se toman medidas de mergencia vamos a estar rodeados de motogeneradores, como ocurrió el verano pasado. Con eso evitan, a un altísimo costo, un apagón. Sin embargo, siempre estamos al borde del precipicio”, reflexionó.

“Mar del Plata sigue estando en una isla. No está bien interconectada al sistema nacional. Tiene una interconexión que ya no tiene más capacidad porque las líneas tienen más 50 años. Y la línea que necesita la ciudad tiene que venir de Olavarría Henderson o Bahía Blanca”, explicó a sabiendas que debería ser de 500 kilovolts, mientras “La Feliz” cuenta con una de 132.

“Por eso planteamos la repotenciación de la Central 9 de julio. Poner un equipo un equipo de 200 megavatios ayudará a toda la región centro-sudeste. Abarataría los costos, le daría garantía y seguridad para abastecer sin problema la ciudad y la zona, con lo cual permitiría esperar la obra la línea de los 500 kilovolts que durará por lo menos 8 años”, concluyó.