La mujer que denunció haber estado tres meses cautiva en la casa de una periodista y el esposo de ésta, en Coronel Suárez, dijo que durante el encierro le echaron “insecticida en los ojos para que no viera”.
Así lo manifestó la víctima en una entrevista periodística que realizó desde su habitación en el hospital de esa ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires.
“Por ahí lo que me está molestando ahora es la vista, no sé si de los mismos golpes”, expresó la mujer en el audio de la entrevista publicada este jueves a la mañana por el portal de noticias La Brújula 24, de Bahía Blanca.
La mujer también se quejó de molestias en un oído: “Siento un zumbidito. Me golpeaban con los codos. Inclusive tengo inflamación en esta oreja, acá, en esta parte, está todo inflamado”.
“Me echaban aerosoles, el ´Glade´ ese que viene para la pared, el aparato ese que viene para la pared, el que va adentro, ese me echaban”, indicó.
Y luego añadió: “Y el insecticida también, en los ojos para que no viera, qué sé yo, ya a lo último no sé si era para que no viera o porque se les ocurría o joderme la existencia nada más”.
En tanto, el último parte médico dado a conocer este jueves informó que la paciente “continúa estable y se realizan estudios complementarios porque refiere subjetivamente por momentos falta de aire, que se corresponde con su hemoglobina de 10.4, su amenorrea y la falta de descarga física”.
Los investigadores esperan la evolución de la mujer para que pueda finalmente declarar ante la Justicia, ya que hasta el momento solo constan sus dichos de la denuncia policial.
En ese sentido, María Marta Corrado, la fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales de Bahía Blanca que tiene a su cargo la causa, regresó este jueves de su licencia y dijo que durante la jornada va a interiorizarse sobre el tema y analizar las decisiones a tomar.
Consultada sobre si le va a tomar declaración a la víctima, la fiscal Corrado expresó que no sabe aún “si es conveniente”.
“Me gustaría saber si los psicólogos han hecho algún tipo de declaración al respecto o informen si está en condiciones esta joven de declarar”, señaló la funcionaria judicial.
Por su parte, Claudio Lofvall, abogado defensor de la periodista Estefanía Heit (29) y su esposo, Jesús Olivera (28), ambos detenidos por el hecho, dijo a Télam que los dos acusados quieren declarar ante la Justicia para contar que “son inocentes” y que “conocen a la denunciante aunque nunca estuvo cautiva”.
Heit, quien se encuentra alojada en la comisaría de Tornquist, está imputada de “privación ilegal de la libertad agravada coactiva”, mientras que a Olivera, detenido en la seccional de Coronel Pringles, lo acusan del mismo delito más el concurso real con “abuso sexual con acceso carnal reiterado”.
“Ella (por Heit) está tranquila, esperando para cuando la citen a declarar. Él (por Olivera) insiste en declarar desde el primer día, quiere explicar todo, su verdad”, dijo el defensor.
El hecho se conoció el lunes 12 de noviembre pasado, cuando una mujer denunció en la comisaría de Coronel Suárez que acababa de huir de una casa situada en Grand Bourg al 1800, en la que había estado cautiva tres meses, a lo largo de los cuales había sido golpeada, abusada sexualmente y mantenida en pésimas condiciones de salud.
Según la pesquisa, la víctima, oriunda de la localidad rionegrina de Río Colorado, había llegado a Coronel Suárez tras conocer a Olivera, quien le prometió que formaría parte de una comunidad religiosa y que la ayudaría a continuar sus estudios.
Una de las sospechas es que, en realidad, Heit y Olivera utilizaron a la mujer y se la llevaron a Coronel Suárez para apoderarse del dinero de la venta de un terreno que tenía y de giros postales que recibía de familiares y amigos.
De acuerdo a la denuncia, la mujer era obligada a trabajar como empleada doméstica y sometida a diversos abusos y vejámenes, que fueron grabados con un teléfono celular.
Además, la víctima contó que fue obligada a escribir una carta de suicidio, por lo que los investigadores creen que los captores la iban a matar o dejarla morir para luego simular que se había matado.