En una hermosa jornada de sol, más de quince mil personas peregrinaron junto a la Virgen de Luján en la tradicional “Marcha de la Esperanza”. Bajo el lema “Feliz de ti, por haber creído” se desarrolló la 39 edición de esta gran manifestación de fe y devoción a la Virgen.
Este año, participó el Nuncio Apostólico de su Santidad, monseñor Emil Paul Tscherrig, quien junto al Obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino caminaron junto a los fieles desde la Gruta de Lourdes hasta la Iglesia Catedral.
Mamás con bebés en sus carritos, niños, familias, adultos mayores, muchos jóvenes –algunos de ellos fueron “servidores”- y sacerdotes confesando; participaron de esta Marcha de la Esperanza y caminaron detrás de la imagen de la Virgen de Luján. Los fieles de las parroquias y movimientos llevaron sus estandartes identificatorios, y también imágenes de otras advocaciones de la Virgen como la del Rosario y Schoensttat. Durante el recorrido, muchos vecinos saludaban a los peregrinos desde sus balcones, o los esperaban en las veredas de sus casas para unirse a las intenciones que llevaba esta marcha. Con gran alegría y devoción los fieles, rezaron el rosario, cantaron, reflexionaron, se unieron para demostrar su amor a la Virgen, en el camino a la Navidad.
Como se realiza desde hace más de tres décadas, el recorrido es siempre el mismo partiendo desde la Gruta en el Puerto de la ciudad, dirigiéndose a la Parroquia San Antonio, luego hasta Jesús Obrero. Allí se detuvo la marcha y se realizó un camino para que la imagen de la Virgen pueda recorrer en su extensión, toda la columna de fieles. Mientras, todos alzaron sus pañuelos blancos y saludaron a la protagonista de la Marcha de la Esperanza, con alegría, cantando y también emocionados. De allí se dirigieron a la Parroquia San José, y luego a la Asunción de la Santísima Virgen, el templo ubicado en el Hospital Materno Infantil.
La misa de cierre de la Marcha de la Esperanza
Minutos pasadas las 20, se arribó a la Iglesia Catedral que fue colmada por todos los “peregrinos” que se dispusieron a participar de la misa presidida por el Nuncio Apostólico y concelebrada por el Obispo local. Muchos fieles quedaron fuera del templo, pero pudieron seguir la eucaristía a través de una pantalla gigante dispuesta en el exterior. Al inicio Monseñor Marino agradeció al enviado de Su Santidad por haberse unido a esta manifestación tan importante para la ciudad y también le expresó la plena y total adhesión al Papa Benedicto XVI.
“Es para mí verdaderamente una gran alegría el haber participado de la tradicional Marcha de la Esperanza, iniciada por el querido Siervo de Dios, Cardenal Eduardo Pironio. Agradezco particularmente a su excelencia Monseñor Antonio marino, obispo de esta diócesis, su cordial invitación. Saludo a todos en nombre del Santo Padre, que nos invita a renovar la fe en Jesucristo que es nuestro Señor y nuestra esperanza” inició su homilía Monseñor Tscherrig.
“Cada marcha tiene un punto de partida, y de llegada, toda nuestra vida se mueve en estos parámetros y también el ciclo litúrgico de la Iglesia sigue. Nuestra vida cristiana se asemeja por tanto a una marcha de la esperanza porque ya ahora participamos de la redención pero al mismo tiempo estamos en la espera de nuestro último acto de salvación que se realizará en el último día de la historia humana” remarcó el enviado del Papa.
Y luego finalizó sus palabras pidiendo a la Virgen, “que María, estrella de la esperanza y madre nuestra, nos enseñe a creer esperar y amar. Madre de Dios, indícanos el camino hacia el reino de tu hijo, estrella del mar brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro camino hacia el final”.
Antes de concluir la misa, monseñor Emil Tscherrig impartió la bendición apostólica para todos los presentes y en especial pidió a los miles de jóvenes presentes, que sean fieles a Jesús y mensajeros de su Palabra. También se repartieron pesebres para realizar la tradicional “Campaña de Navidad” en la que se regala un ejemplar a alguien que esté necesitando dar un sentido religioso a esta fiesta del nacimiento de Jesús. Las imágenes fueron bendecidas por Tscherrig.