Por Maximiliano Abad
Concejal de la Unión Cívica Radical
El10 de Diciembre de 1983 fue el día en que después de casi ocho años de dictadura militar, un gobierno constitucional elegido por el voto popular asumía en nuestro país, encabezado por Raúl Ricardo Alfonsín y Víctor Martínez, que habían resultado vencedores de las elecciones por un abrumador 52% de los sufragios.
Pero esta historia había empezado mucho antes, comenzó en la madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando un grupo de usurpadores, encabezados por Videla, Massera, y Agosti, deponían a la presidente y se hacían con el poder, dando comienzo a la que fue la dictadura mas sangrienta que vivió nuestro país en toda su historia. De inmediato, se empezó a vislumbrar cuáles eran los verdaderos objetivos de la junta militar, a través de la formulación de un plan económico funcional a sus intereses, caracterizado por un fuerte endeudamiento externo y destrucción de la matriz productiva nacional.
Al descalabro económico se sumó la violencia política, silenciando cualquier oposición a través del terrorismo de estado, secuestrando, torturando, asesinando; arrasando con las fuerzas democráticas, políticas, sociales y sindicales que se les pudieran oponer, no debían existir voces disidentes y ninguna oposición a la junta iba a ser tolerada.
Y la represión se llevó a cabo en forma metódica y predeterminada, a través de los grupos de tareas y los centros clandestinos de detención, que actuaban con total impunidad. También nos legó el proceso una casi guerra con Chile; y otra perdida, con un doloroso saldo en vidas humanas.
Por eso, el 10 de diciembre de 1983, no fue otro episodio en el ciclo de cambio de poder civil-militar que había marcado la política nacional desde hacía varias décadas, sino que fue el día en que se dejó atrás la dictadura, fue el día en que recuperamos la democracia, puesto que fue tal la huella que el proceso dejó en el pueblo argentino, que este comprendió por fin que no se debía recurrir a los militares para resolver problemas políticos, estos debían ser resueltos por el pueblo y sus representantes democráticamente elegidos.
Y así los Argentinos recuperamos la libertad, la vigencia de la constitución y del estado de derecho, de la pluralidad y la tolerancia políticas y de la justicia y es algo de lo que los radicales debemos estar orgullosos porque fuimos protagonistas, porque Raúl Alfonsín, al no permitir la impunidad de los represores, consolidó la democracia. Y es ese orgullo es que nos debe guiar, ya que los valores que defendimos y recuperamos en el 83, es lo que todos los argentinos añoran hoy, y es en base al respeto a la ley y a las instituciones, y al pluralismo democrático, la forma en que debemos construir una opción que se oponga al modelo K de poder concentrado e intolerancia.
ACLARACIÓN: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.