Peñarol consiguió un valioso triunfo como visitante al superar a La Unión, en Formosa, por 89 a 82 gracias a un gran trabajo en el tercer cuarto para revertir el marcador y comenzar a dominar. Así, el “Milrayitas” enarboló su quinta victoria de manera consecutiva.
Peñarol comienza a armar otra rachita importante, cuando más lo necesitaba. Luego de un período de dudas, consiguió ganar en Formosa, previamente en Chaco, y alcanzó su quinto triunfo seguido que le vale para ratificar su crecimiento deportivo, pese a que tiene mucho por corregir, y para llegar a los playoffs de la mejor manera.
La confianza es un factor notable para seguir puliendo. Fue un tema termómetro, que calibró al equipo tanto para bien como para mal. Muchas veces se sobrepasó, y subestimó algunas situaciones con resultados incómodos. En otras, escaseó y el equipo no pudo desarrollarse en plenitud. Sin embargo, cuando Peñarol logra equilibrarse en confianza es un equipo letal: ordenado, respetuoso, pero con la convicción de que nadie le puede ganar.
Y algo de esto demostró a la salida del vestuario en Formosa. Después de un fatídico primer tiempo, los de Hernández tuvieron un tercer cuarto fantástico que los puso con ventaja en el marcador y nunca más perdieron la diferencia.
De movida, La Unión, con Bianchelli como entrenador, fue un equipo agresivo y con mucha actitud. Se plantó bien en defensa y halló variantes en ataque. Además, a los siete minutos, el árbitro Guzmán decidió cobrarle una falta técnica a Martín Leiva, luego otra, y finalmente lo expulsó. El pivot sólo le reclamó una falta de Rubén Wolkowyski en una jugada previa, pero el juez optó dejar a Peñarol con un jugador menos casi desde el inicio.
La visita no desesperó, pero no pudo encontrar la forma de recortar distancias. En el dueño de casa, hubo un muy buen trabajo de Juan Brussino para defender con intensidad y lastimar con efectividad en ofensiva. Además, ante la ausencia de Leiva, fue determinante el trabajo de Greg Lewis.
Peñarol aprovechó el entretiempo para serenarse y para buscar la forma de contrarrestar la ventaja de su rival. Por eso, Lucas Tischer guió la remontada de los suyos y, luego, Marcos Mata tomó la posta. El brasileño estuvo muy firme para defender y desgastó tanto a Lewis como a Wolkowyski. Pero también estuvo sumamente efectivo en sus lanzamientos. Totalizó 16 puntos, con 5/5 en cancha y 6/6 en libres.
Asismismo, Marcos Mata convirtió 19 puntos de los 22 finales en el segundo tiempo. Fue determinante para anular a Terrence Shannon e hirió constantemente tanto con sus penetraciones a pura potencia como con su lanzamiento de larga distancia (4/6).
Peñarol revivió en ese tercer período. Lo ganó ampliamente por 29 a 10. Llegó a perder por 15 y pasó a ganarlo. Fue un antes y un después la inyección anímica que despertó en el vestuario. Porque lo mental indefectiblemente avivó la llama del juego. Defendió con coraje y determinación. Por otra parte, Facundo Campazzo se liberó en ataque y volvió a asistir a su equipo.
La Unión tuvo un muy buen primer tiempo, pero careció de resistencia en el complemento ante la embestida de Peñarol. Claro, el “Milrayitas” demostró que está más vivo que nunca y no detiene su marcha ganadora. Después de todo, está evidenciado que puede ganar tanto como perder, todo depende de la cabeza del tricampeón.
-Síntesis-
La Unión (82): Nicolás Gianella 15, Federico Marín 9, Terrence Shannon 2, Greg Lewis 22 y Rubén Wolkowyski 7 (FI); Juan Brussino 21, Mariano Ceruti 2, Shannon Shorter 2 y Julián Aprea 2. DT: Javier Bianchelli.
Peñarol (89): Facundo Campazzo 5, David Teague 19 (x), Marcos Mata 22, Leonardo Gutiérrez 12 y Martín Leiva 2 (Expulsado) (FI); Matías Ibarra 5, Selem Safar 3, Lisandro Rasio 5 y Lucas Tischer 16. DT: Sergio Hernández.
Árbitros: Fernando Sampietro y Silvio Guzmán.
Parciales: 20-12, 27-22,10-29 y 25-26.
Estadio: Cincuentenario de Formosa.