Se convirtió, así, en el primer Papa en renunciar en 600 años, en una jornada en la que se despidió poco después de saludar por última vez a sus fieles. El cardenal Tarcisio Pietro Bertone, secretario de Estado Vaticano, será el actual camarlengo, como se denomina al administrador de los bienes y derechos temporales de la Santa Sede hasta la elección del sucesor.
Benedicto XVI se convirtió hoy en el primer Papa en renunciar en 600 años, en una emotiva jornada de despedida y poco después de saludar por última vez a sus fieles y de decirles que empieza la etapa final de su vida como un ‘simple peregrino‘.
El cardenal Tarcisio Pietro Bertone, secretario de Estado Vaticano, es el actual camarlengo, como se denomina al administrador de los bienes y derechos temporales de la Santa Sede hasta la elección del sucesor.
Benedicto, quien vivirá retirado hasta su muerte, dio su mensaje final ante cientos de creyentes desde la residencia veraniega de los papas en Castelgandolfo, cerca de Roma, adonde llegó en helicóptero desde el Vaticano luego de dar su adiós a las autoridades de la Iglesia.
La campanas repicaron durante los 15 minutos que duró el vuelo de 30 kilómetros hasta Castelgandolfo, que pasó a propósito sobre la plaza San Pedro del Vaticano para que el Papa viera pancartas que miraban al cielo y que decían ‘Gracias‘.
Las campanas sonaron otra vez cuando el helicóptero llegó a Castelgandolfo, cuya plaza central estaba desbordada de gente que quería ver al Pontífice, de 85 años, por última vez.
Ante una ovación, el alemán Joseph Ratzinger apareció luego en los balcones de la residencia donde pasará los primeros dos meses de su vida de “plegaria y contemplación”, durante la cual permanecerá ‘oculto al mundo‘ -como él mismo dijo- y llevará el título de ‘papa emérito‘, según informó el Vaticano esta semana.
“Estoy muy feliz por estar aquí entre ustedes, rodeado de la naturaleza y vuestra simpatía, que agradezco, así como vuestra amistad“, dijo.
El Pontífice agregó que, a partir de hoy, será “un simple peregrino, que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra”.
Dos horas más tarde del mensaje, a las 20 (las 16 de Argentina), una puerta cerrada y un departamento sellado marcaron el final del pontificado de casi ocho años de Benedicto, iniciado el 19 de abril de 2005 cuando fue elegido para suceder a Juan Pablo.
A esa hora, dos miembros de la Guardia Suiza, el cuerpo militar encargado de la seguridad del Vaticano, apostados en Castelgandolfo, ingresaron al palacio y cerraron las puertas de la residencia detrás de ellos.
En el mismo momento, en el Vaticano, se procedió a sellar el departamento pontificio y el ascensor que lleva al mismo, que se conservarán así hasta la elección del futuro Papa, cuya fecha comenzará a definirse el lunes con una primera reunión de cardenales llegados a Roma a tal efecto.
El fin del papado y el inicio de la ‘sede vacante‘ coronaron una jornada que empezó con una audiencia del aún pontífice con los cardenales del mundo, ante quienes prometió ‘respeto incondicional y obediencia‘ al nuevo papa, que será el líder número 266 de los casi 2.000 millones de católicos del mundo.
”Entre ustedes está el futuro papa, al que prometo mi respeto incondicional y obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días“, dijo Ratzinger en su mensaje de despedida matinal en la Sala Clementina del Vaticano.
Al hablar de la Iglesia, Benedicto XVI dijo que no se trata de una ‘institución inventada por alguien, construida sobre una mesa, sino una realidad viviente que vive transformándose, aunque su naturaleza sigue siendo siempre la misma, ya que su naturaleza es Cristo‘.
En ese marco, abogó para que el colegio cardenalicio sea ‘como una orquesta, en la que la diversidad pueda llevar a una armonía acorde‘.
Participaron de la despedida cuatro argentinos: el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio; Leonardo Sandri, quien reside aquí y se desempeña como prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; y Jorge Mejía y Estanislao Karlic, quienes no participarán del cónclave como electores por tener más de 80 años.
El Papa, visiblemente emocionado pero también con signos de cansancio, saludó y estrechó las manos uno por uno a cada cardenal presente e intercambió palabras y gestos de acercamiento con ellos.
Previamente, el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, habló en nombre de todos los dignatarios y expresó el ‘profundo afecto‘ hacia la figura de Ratzinger, así como manifestó su ”gratitud y acompañamiento“ en el último día de su pontificado.
Al mismo tiempo, se conoció aquí -en una de sus últimas decisiones como Papa- el nombramiento de un obispo para la diócesis cordobesa de Villa María.
Se trata del presbítero Samuel Jofré Giraudo, de 55 años, perteneciente al clero de la arquidiócesis de Córdoba, quien actualmente desempeñaba funciones como párroco en el Santo Cristo en la capital cordobesa.
La despedida de los cardenales fue la única actividad oficial del Papa de la jornada. Benedicto XVI se trasladó luego, con una caravana de autos, desde el patio vaticano de San Dámaso al helipuerto del Vaticano, con una custodia de la Guardia Suiza y su secretario personal, monseñor Georg Gaenswein.
Tras recibir el saludo de Sodano, la nave despegó hacia la residencia apostólica a las 17.07 (las 13.07 en Argentina), mientras, en la plaza San Pedro, cientos de fieles siguieron con lágrimas, aplausos y emoción las históricas alternativas de la partida, entre ellos varios argentinos.