Francisco asumió este domingo como obispo de la “Ciudad Eterna”, ceremonia realizada en la basílica de San Juan de Letrán y que marcó un momento de “alegría” para el ex arzobispo de Buenos Aires.
Durante la ceremonia hubo mucha calidez y momentos de gran emoción, según reportó la agencia italiana Ansa.
Fiel a un estilo ya consolidado, antes de dar misa Bergoglio multiplicó sus saludos, distribuyó besos a los niños, mientras recorría la plaza a bordo de un jeep, que hizo detener para saludar a un no vidente.
En la basílica de “San Giovanni” siguió saludando y se detuvo uno a uno ante las personas discapacitadas, en un momento de enorme emoción, según afirmaron muchos de los presentes.
Luego, saludó rápidamente desde el balcón de la basílica, con un “buona sera” (buenas noches), agradeciendo además “por la compañía”.
“Recen por mí, no lo olviden porque lo necesito. Avancemos, obispo y pueblo”, instó.
“Dios tiene siempre paciencia, no es impaciente como nosotros, que esperamos todo de pronto, incluso con las personas”, afirmó por otra parte durante la homilía en la basílica de San Juan de Letrán, retomando así el tema de la paciencia, que ya ha afrontado en otras ocasiones, y recalcando que “quien ama comprende”.
“Jesús no abandona la obstinación de Tomás en su incredulidad, le da una semana de tiempo, no cierra la puerta, espera”, explicó el Papa al comentar un tramo del Evangelio y resaltar la paciencia divina.
Por la mañana, en el rezo en la plaza de San Pedro del Vaticano del Regina Coeli, el pontífice argentino indicó que la paz es el “preciado don que Cristo ofreció a sus discípulos tras haber pasado a través de la muerte y el infierno”.