El Papa ha proclamado a los primeros santos de su Pontificado: la monja colombiana Laura Montoya y Upegui, la mexicana Guadalupe García Zavala y 800 mártires italianos asesinados en 1480 a manos de los otomanos.
El Papa Francisco ha proclamado este domingo a los primeros santos de su Pontificado: la monja colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949), la mexicana Guadalupe García Zavala, conocida como madre Lupita (1878-1963) y 800 mártires italianos asesinados en 1480 a manos de los otomanos.
Francisco ha destacado de la monja mexicana Guadalupe García Zavala, conocida como madre Lupita (1878-1963), tras proclamarla santa, su dedicación a los pobres y enfermos y ha exhortado a ir al encuentro de quienes tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, “para llevarle el amor de Dios.
”Esta nueva santa mexicana nos invita a amar como Jesús nos ha amado y esto conlleva no encerrarse en uno mismo, en los propios problemas, en las propias ideas, en los propios intereses, sino salir e ir al encuentro de quienes tiene necesidad de atención, compresión y ayuda, para llevarle la cálida cercanía del amor de Dios, a través de gestos concretos de delicadeza y de afecto sincero“, ha afirmado Francisco.
”¡Cuanto daño hace la vida cómoda!, ¡cuanto daño hace el aburguesamiento del corazón!“, afirmó el papa, que precisó que ”tocar la carne de Cristo“ significa dedicar la vida a los pobres, a los enfermos, a los abandonados. ”No tengáis miedo, que no os de repugnancia tocar la carne de Cristo“, ha agregado el Papa.
Asimismo, Francisco ha afirmado que la monja colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949), a la que proclamó santa, fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas y enseña a vencer la indiferencia y el individualismo.
El Obispo de Roma así lo manifestó en la homilía de la misa solemne en la que proclamó a la primera santa nacida en Colombia.
”Santa Laura Montoya fue instrumento de evangelización primero como maestra y después como madre espiritual de los indígenas, a los que infundió esperanza, acogiéndolos con ese amor aprendido de Dios, y llevándolos a Él con una eficaz pedagogía que respetaba su cultura y no se contraponía a ella“, afirmó el pontífice.
El Papa ha pronunciado estas palabras ante miles de personas que asistieron a la ceremonia de canonización de Madre Lupita, de la monja colombiana Laura Montoya y Upegui (1874-1949) y de 800 mártires italianos asesinados en 1480 a manos de los otomanos.