Desde el oficialismo, quieren que votemos un aumento de tasas por un proyecto que aún no vimos. Están proponiendo que vayamos a votar el 9 de junio para entregarles un cheque en blanco. Detrás de una consigna tramposa como “Sí a la seguridad”, se esconden sus limitaciones. Eso no es lo que se vota el 9 de junio. Ese reclamo, el de construir seguridad, se viene haciendo oír con fuerza desde hace cinco años y no hubo respuestas por parte del Municipio.

Nos convocan a votar un aumento de tasas para solventar una policía municipal que no sabemos cómo será  implementada, qué tareas en concreto desarrollará, cómo coordinará con la policía provincial. Rápidos para hacer las cuentas, nos dicen cuánto nos van a cobrar; lentos para resolver las problemáticas de la gente, no nos dicen cómo va a actuar dicha fuerza.
 
Como ya adelantamos,  al no estar enmarcado este proyecto en un plan estratégico de seguridad, poco puede la policía municipal por sí sola modificar la situación que vivimos. Pero aún si aceptáramos discutir primero la policía, tenemos que debatir las especificidades para poder decidir si esa medida será buena o no en el contexto de una Mar del Plata con crecientes tasas de criminalidad organizada y violencia social.
 
Para tener claridad, necesitamos conocer la conformación de las cuadrículas de la nueva fuerza policial, y saber con exactitud dónde va a actuar cada una. Una fuerza que no tenga presencia en los barrios Libertad, Belgrano, Malvinas, Jorge Newbery, Santa Mónica, Santa Rita, Fortunato de la Plaza, Zona Centro, entre otros, -que son los barrios con mayor índice de delitos-, es una fuerza insuficiente.
 
Necesitamos saber también cuáles van a ser los mecanismos de control externo: una fuerza sin control externo sobre la política de ascenso, del régimen disciplinario, de sus oficiales y personal superior, es una fuerza que se autogobierna en su estructura, como lo ha hecho la fuerza provincial y eso no es sano como proclama el intendente.
 
Estos aspectos fueron obviados en el decreto de convocatoria a la consulta: lo único que allí expresaron fueron los principios y lineamientos. Que el proyecto de creación sea presentado con posterioridad a la consulta en caso de salir afirmativa, implica una conducta casi extorsiva a la ciudadanía, que para poder votar necesita la mayor cantidad de información y claridad al respecto.
 
Uno de los puntos que mayor preocupación nos trae es la carencia de protocolos de actuación, en convenio con la fuerza provincial. ¿Cómo piensan hacer convivir dos fuerzas de seguridad, con las mismas facultades, diferentes jurisdicciones en el mismo territorio? Esto lo dejó en claro un académico de Río de Janeiro que el propio intendente trajo a la ciudad días atrás: “Coordinar con policías en las que la gente ya no confía es un desafío mayor”, anunciaba el especialista.
 
En caso de que el proyecto de la policía municipal se votara afirmativamente, los vecinos no tendremos un espacio donde debatir cómo se implementará la policía municipal, ni cuáles serán sus prioridades. De esta manera, la pregonada participación popular, en el caso es una entelequia.
 
Estamos ante un debate que va más allá de consignas, que hacen a una problemática central de los vecinos de nuestra ciudad. Y así lo expresa Acción Marplatense también, en el marco de la convocatoria a la consulta. En el anexo 3 reconocen:  “Al finalizar esta segunda etapa (año 4) se estará en condiciones de realizar la primera evaluación completa de todo el proceso de creación de la policía y el nuevo papel del municipio y realizar un primer plan de desarrollo de la policía municipal y el planeamiento completo de la política de seguridad del municipio. Es decir, que a mediados del año 2017 se podrá realizar dicha evaluación y finalizara este ciclo de creación y puesta en marcha”.
 
Salvo que piense eternizarse en el poder el intendente, el fin de este ciclo encontrará a los marplatenses con otro gobierno. ¿Cómo pueden planificar a largo plazo, sin hacer parte a todas las fuerzas políticas de la ciudad? Si realmente fuera su voluntad trabajar por la seguridad, convocaría –tal como propusimos- a una mesa de planificación donde estén incorporados todos los actores institucionales, sociales, gremiales, comunitarios y políticos de la ciudad. Hacer una serie de reuniones apresuradas en dos semanas no es buscar consensos. Para un plan que va a desarrollarse en etapas y a largo plazo son necesarios los consensos. Eso lo sabe el intendente: si no lo hizo fue porque no era su intención.
 
Pulti, su gabinete y sus concejales, pretenden que participemos de una consulta popular y resolvamos en un día lo que ellos no resolvieron en cinco años. Nos pide que resolvamos, sin presentarnos la propuesta. Solo expresan  con títulos bonitos algo que terminará de implementarse en 2017, si es que logran atravesar los límites legales que ya tienen. Buscan trasladar a la ciudadanía la responsabilidad que les compete sobre la seguridad y lo convierten en un juego perverso. Le dimos al intendente el tiempo suficiente para que hable con seriedad, con contenido, con planificación y no lo hizo. Es evidente que el objetivo de esto es hacer campaña electoral, pero con las necesidades de la gente no se juega. No vamos a entregar un cheque en blanco al intendente, no vamos a permitir que metan mano al bolsillo de los marplatenses y batanenses con fines pocos claros.
ACLARACIÓN: La opinión vertida en este espacio no siempre coincide con el pensamiento de la Dirección General.