Por Matías Maciel, Precandidato a Senador Provincial por el frente PODEMOS
El modelo pesquero en nuestro país se mantuvo sobre los mismos rieles que terminó de confeccionar el menemismo durante los años ´90: Absoluta dependencia al mercado externo, flexibilización laboral, depredación del recurso pesquero, concentración de la producción y de la comercialización en pocas empresas, evasión fiscal y poca inversión a largo plazo.
Este modelo pesquero condena a esta actividad a crisis recurrentes y a sus trabajadores a condiciones de trabajo marcadas por la inestabilidad, la falta de derechos y la superexplotación.
Los grandes frigoríficos exportadores y el gobierno acuerdan en la esencia de este modelo: la exportación de casi la totalidad de los productos. Para el gobierno significa conseguir dólares tan necesarios tanto para la importación de hidrocarburos como para hacer frente a los vencimientos de deuda externa (en su mayoría ilegítima). Para los grandes empresarios pesqueros implica materializar inmensas ganancias en mercados ya desarrollados para sus productos. También les permite ser parte de las fabulosas ganancias de su comercialización en mercados de mejor poder adquisitivo. Los grandes empresarios de la pesca han sido, en gran medida, intermediarios de los intereses de los capitales europeos y en particular de los españoles. Estos últimos, proveedores de la mayoría de los barcos congeladores (verdaderas máquinas de destrucción de empleo y recursos) fabricados en sus astilleros hace varias décadas. Flota responsable de la casi extinción de varios caladeros en el mundo.
Lo cierto es que los compradores de los productos pesqueros (como sucedía con la carne a principio del siglo XX con Inglaterra) se fueron convirtiendo en sus verdaderos y únicos dueños. Esto lo lograron con inversiones directas (instalación de empresas), a través de fusión con empresas argentinas (joint Venture), con permisos de pesca otorgados por el gobierno de Malvinas, títere de los intereses británicos, o con la instalación de barcos en la milla 201.
En tal sentido, se comprende la casi inexistente política de fomento al mercado interno en este rubro, escudada, como siempre, en una supuesta restricción cultural al consumo de pescado. Esta orientación gubernamental está motivada también por los grandes negocios que mantiene el kirchnerismo con la industria avícola, competidora directa del pescado.
La crisis internacional está golpeando con fuerza al sector y deja en evidencia lo frágil de este modelo exportador, totalmente dependiente a los vaivenes internacionales.
Los empresarios pesqueros piden ayuda estatal (baja de retenciones, gas oíl mayorista, créditos, etc.) y devaluación brusca del peso. El gobierno les brinda una ayuda limitada y les promete una devaluación graduada. En ningún momento desliza un cambio de modelo. A los que el gobierno si les pide paciencia es a los trabajadores que deben seguir sosteniendo la rentabilidad de las empresas con su esfuerzo, aceptando pautas salariales a la baja, despidos, suspensiones, precarización laboral extrema y falta de trabajo.
Los trabajadores y el pueblo necesitamos un nuevo modelo pesquero.
1) Un modelo pesquero que garantice el cumplimiento de los derechos de los trabajadores del sector, verdaderos sostenedores de la producción: salarios no menores a la canasta familiar, estabilidad laboral, trabajo registrado, verdadera cobertura social, jubilación anticipada e insalubridad.
2) Un modelo pesquero que vea al recurso ictícola como un bien común y estratégico de todos los argentinos y no como el patrimonio personal de un puñado de grandes empresarios exportadores: no a los Cuotas Individuales Transferibles de Pesca; cumplimiento estricto de las CMP (Capturas Máximas Permitidas) con el fin de preservar el recurso ictícola y evitar su depredación; planes reales de promoción, protección y desarrollo del mercado interno.
3) Un modelo pesquero que garantice la ocupación efectiva del Mar Argentino a fin de fortalecer nuestra soberanía sobre espacios estratégicos.
4) Un modelo pesquero que deje de ver al recurso como un mero commodities de exportación con poco o nulo valor agregado: Leyes de fomento a la agregación de valor; fomento de las pequeñas empresas; plan de inversión real en infraestructura e investigación para el desarrollo de la producción de alimentos.
5) Un modelo pesquero que sirva de plataforma para el desarrollo de una industria naval nacional: Ley de promoción de la industria naval que establezca la prohibición de charteo de buques y compra en el exterior; plan de renovación de la flota pesquera.
Recuperar la renta pesquera que ronda en los 1300 millones de dólares anuales significaría un impulso importante para nuestra ciudad, la región y el país. No puede pensarse una Mar del Plata realmente feliz, con trabajo, educación, acceso a la salud sin la principal usina productiva funcionando al servicio del desarrollo económico, social y cultural del pueblo. Sin recuperar las grandes rentas, lamentablemente, continuará el ajuste y el endeudamiento y las grandes angustias de nuestro pueblo seguirán sin solución.
Desde el frente PODEMOS, nos comprometemos a ser la voz de todos aquellos que vienen gritando, pensando y luchando por cambiar la situación en nuestro puerto y nuestra pesca.