La gente de Peñarol llegó a Corrientes. La dirigencia del club correntino tuvo la iniciativa de otorgar cerca de 200 localidades (130 populares y 60 plateas, aproximadamente) para la parcialidad peñarolense. Pero con la falta de previsión que en el sector de plateas quedaron hinchas de ambos equipos sentados juntos; y que en el sector popular no se preparó un pulmón, ni separación real. Solo una baranda y algunos efectivos policiales.

Las dos plateas laterales estuvieron completas. Frente a los bancos de suplentes no había gente de seguridad y algunos hinchas de Regatas hostigaron sistemáticamente a los jugadores de Peñarol, cuando tenían que reponer de costado de cancha. Insultándolos a solo centímetros de distancia. Llamativamente la dirigencia y la policía lo naturalizó. Porque no hubo respuestas ni freno ante estas agresiones.

Pero lo peor sucedió en la platea ubicada detrás del banco de suplentes visitante. Allí, como dijimos, quedaron simpatizantes milrayitas y regatenses. Cuando promediaba el tercer cuarto, Martin Leiva estaba sentado esperando para reingresar al partido y desde la primera fila de la platea (sin ningún tipo de separación: ni blindex, ni acrílico, ni plástico, ni efectivos policiales, ni seguridad privada), un “hincha” lo insultó hasta el cansancio. El pivot de Peñarol no se pudo mantener al margen, y terminó recibiendo dos golpes de puño en la espalda. La frialdad mental del jugador le permitió alejarse sin emitir palabra.

El partido se tuvo que detener por varios minutos por inconvenientes en ese sector. El secretario de la Asociación de Clubes y dirigente de Peñarol, Alfredo Miño, intentó interceder, pero nada cambió. El plateista agresor fue totalmente identificado; pero no fue retirado del lugar.

Además como punto a mejorar de cara al juego 2, las dos parcialidades ingresaron y se retiraron simultáneamente. Se puede y debe evitar otro mal momento en lo que queda de la serie final.
Fuente:Los Martines