“En los ´90 todos nos preguntábamos qué era esto de la Internet y nos preocupábamos porque las publicaciones también tenían que estar ahí. En los ´2000 nos dimos cuenta de que podíamos hacer algo de plata con nuestros medios en la web, no mucho pero algo, porque la mayoría del dinero seguía viniendo de la prensa impresa. Creo que ahora estamos en un momento en el que todos están aceptando el hecho de que no vamos a seguir ganando plata con la prensa impresa por mucho más tiempo”, opinó la directora ejecutiva delKnight Lab de la estadounidense Universidad de Northwestern.

De visita en Buenos Aires, donde vino a participar como mentora de la aceleradora de medios digitales Media Factory, Mulligan consideró en diálogo con Télam que hoy en día “estamos en el medio del camino” de la innovación digital de la prensa.

Por ahora, en los medios “nos manejamos un poco como las hormigas: descubrimos algo nuevo y nos vamos todos juntos hacia ese lado, a hacer lo mismo. Creo que todavía estamos en ese lugar”, dijo, en referencia a la adopción de nuevas tecnologías.

Pero muchas empresas de medios “se están dando cuenta de que no es bueno que todos los medios tengan la misma apariencia. Entonces están empezando a buscar caminos para rediseñar la experiencia de lectura en la web o en los teléfonos o donde sea. Creo que estamos en el medio: no es el principio, tampoco es el final” del recorrido, consideró. “Tenemos otros 20 años por recorrer”, arriesgó.

Periodista gráfica, diseñadora y estratega digital, Mulligan es una referente en el ambiente de la innovación tecnológica que desde hace unos años tiene lugar en las redacciones periodísticas.

Alcanzó ese escalafón tras recorrer un camino que la llevó desde su puesto de diseñadora en una revista -su primer trabajo, apenas graduada como reportera gráfica-, a una serie de redacciones por las que fue pasando mientras aprendía “algunas habilidades para la web”, como el “Sun Sentinel” de Florida, el “Filadelphia Inquierer” y “The Virginian Pilot”. En 2010 desembarcó como jefa de diseño editorial en “The Boston Globe”, uno de los diarios de mayor circulación en los Estados Unidos, en donde estuvo a cargo del lanzamiento de bostonglobe.com y boston.com, “además de hacer diseños para historias particulares dentro del diario”.

Hoy conduce el Knight Lab de la Universidad de Northwestern, en Chicago, un espacio en el que confluyen estudiantes de ingeniería y de periodismo para desarrollar experimentos tecnológicos, prototipos y aplicaciones que los medios usan para contar historias interactivas.

“Nuestra herramienta más popular es (la plataforma para hacer líneas de tiempo) TimeLineJS, que ya soporta unos 80 idiomas y se usó más de 15 millones de veces en todo el mundo. Se volvió muy popular en China recientemente, creo que por eso se usó tanto en apenas 18 meses que tiene de vida”, explicó.

Entre los desarrollos del laboratorio destacó “otra herramienta que permite embeber sonido en medio de un texto, que se llama SoundCite, y en diciembre lanzamos una nueva llamada StoryMap, que te permite contar historias utilizando la cartografía, mapear usando imágenes grandes, embeber videos... estamos muy contentos con esta”, afirmó.

Además de los estudiantes, cuyo número varía cada cuatrimestre, el equipo del Knight Lab lo forman tres estudiantes de doctorado y siete miembros de la Facultad que constituyen el “staff” profesional.

“Generalmente, los proyectos que terminan convirtiéndose en productos tienen detrás a alguien que está muy entusiasmado en hacerlo y termina volviéndose como el dueño del producto. Por ejemplo, (el desarrollador) Zach Wise tenía muchas ganas de hacer una línea de tiempo que fuera fácil de usar para todo el mundo y con su entusiasmo se volvió el dueño del proyecto”, y así nació TimeLineJS.

En este caso la palabra “dueño” es metafórica, porque los desarrollos del laboratorio son de código abierto. “Si hay una idea que vemos que para que se desarrolle tenemos que licenciarla, porque necesita un aporte financiero particular, la licenciamos. Pero cuando se lanzó el laboratorio se acordó que las herramientas que se construyan deben ser abiertas y libres para que las puedan usar los medios y la gente”, aclaró.

Como directora ejecutiva de ese espacio, Mulligan dedica buena parte de su tiempo a viajar a distintos países para promover los desarrollos del laboratorio y también colabora con empresas que están dando sus primeros pasos (“startups”) para orientarlas en sus proyectos y en sus modelos de negocio.

Mulligan es una crítica de las opiniones que postulan que la elaboración de piezas periodísticas digitales o de periodismo de datos suponen para las empresas de medios un gasto que no vale la pena afrontar.

“Creo que los buenos contenidos se comparten mucho. El ejemplo es el de una pieza que tenía el formato de un juego de preguntas y respuestas, una pieza de periodismo de datos. Lo hizo el año pasado un pasante del equipo de noticias interactivas del ”The New York Times“ que estaba muy emocionado con un estudio sobre los diferentes dialectos que se hablan en Estados Unidos, según el cual las palabras están asociadas a distintos lugares geográficos. El desarrolló esta trivia interactiva en la que tenés que ir respondiendo qué palabras usás o cómo las usas cuando hablás, y cuando terminás de contestar las preguntas te da un mapa personalizado que te muestra con qué ciudad coincide tu dialecto. Y podés compartir ese mapa. Bueno, ese es hasta el momento el contenido más popular de la historia del The New York Times”